La muerte de Fernando Botero desató una oleada de reacciones en Colombia, donde se percibe una sensación de pesadumbre sólo comparable con la que causó el fallecimiento de Gabriel García Márquez, en 2014.
Publicado en dw.com
El enorme legado de Fernando Botero no se circunscribe al mundo de la cultura. La sociedad colombiana toda se vio condolida por la noticia del fallecimiento de este artista que salió a mediados del siglo pasado de su natal Medellín para conquistar el mundo.
Prueba de ello son las reacciones a todo nivel que generó la partida del pintor y escultor. El expresidente y Premio Nobel de Paz Juan Manuel Santos dijo que «Botero siempre expresó a través de su gran arte su aversión por la violencia y su compromiso con la paz. Recuerdo que cuando firmamos el acuerdo con las FARC le pedí que donara una escultura de la paloma para dejarla en el palacio presidencial, al lado del cuadro de la monja (otra obra también donada por Botero, en la década de los 80). Me respondió con su maravillosa generosidad que lo haría con total convicción y entusiasmo. Y ahí está la paloma”.
Por su parte, el ministro de Cultura de Colombia, Juan David Correa, dijo a DW que «Botero, de alguna manera, sintetiza dos ideas muy fuertes y muy simbólicas, y muy provocadoras, en últimas. La primera, la recuperación de lo popular para convertirlo a través de la historia del arte en un símbolo; y lo segundo, la mirada sobre la violencia, no exenta de humor. Esos dos elementos hablan muy bien de cómo fue nuestro siglo XX y parte de lo que va del XXI”.
A su vez, David Manzur y Carlos Jacanamijoy, dos grandes maestros de la pintura colombiana, también compartieron sus apreciaciones tras la partida del que ha sido considerado como uno de los más importantes artistas contemporáneos. Según Manzur, «Fernando Botero en su temática fue siempre muy colombiano, pero con su expresión del volumen fue universal”. A su turno, Jacanamijoy, afirmó que Botero «dejó muchas enseñanzas con su ejemplo: disciplina, entrega, pasión y mística”.
«En el altar de los sagrados»
Por otro lado, el cantante Juanes manifestó que «el silencio de Fernando Botero seguirá hablando en todo el mundo a través de su obra. Su irónica y crítica visión de la religión, la política, la violencia y, en general, de la vida cotidiana, le dejan un merecido lugar en el altar de los sagrados”. Y, en el mismo sentido, su colega Carlos Vives sostuvo que «las huellas que dejó Fernando Botero por el mundo son un camino que nos regresa inexorablemente al alma de Colombia”.
La directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá, Claudia Hakim, resumió así el legado del maestro: «Su obra amplió el marco de las formas físicas y teóricas, poniendo el arte colombiano en la escena internacional. Sus aportes han sido parte fundamental no sólo del arte y del ámbito cultural, sino también de la historia sociopolítica del país, convirtiéndose en una figura que deja huella en la conformación de identidad de Colombia”.
En los predios del periodismo, desde luego, también hubo reacciones. Luz María Sierra, directora de El Colombiano –diario de Medellín en el que Botero publicó sus primeros dibujos–, subrayó la magnitud del trabajo del pintor. «Así como García Márquez hizo universal la cultura latinoamericana con su realismo mágico, Botero, con sus grandes volúmenes, llevó de otra manera lo local a lo global. Nos hizo algo más universales. Desde lo cotidiano hasta la guerra y la paz, este antioqueño puso a Colombia en las más grandes avenidas y en los más destacados museos internacionales. Y de esa manera su obra se convirtió también en un retrato que nos permite vernos en sus detalles”, dijo Sierra a DW.
Y, por último, el periodista cultural Eduardo Arias enfatizó en la generosidad del artista. «Botero fue un pintor que, a su manera, retrató la realidad colombiana e hizo una crítica social que quedó plasmada en sus obras. Pero lo más importante fueron las donaciones que hizo al Museo de Antioquia y al Banco de la República, que han sido de gran importancia para la vida cultural del país”.