FRANCISCO POLEO: Primarias cuesta arriba

Debate

Primarias cuesta arriba

La oposición tomó el camino menos malo de todos al seguir adelante con la primaria autogestionada, opina Francisco Poleo

Por FRANCISCO POLEO

Seamos sinceros: las primarias están cuesta arriba. La Comisión de Primaria decidió seguir adelante con la fecha pautada, el 22 de octubre, en vez de aceptar el ofrecimiento del CNE de organizar la elección el 19 de noviembre.

El caramelo ofrecido por Amoroso estaba lleno de veneno. El ex verdugo de las inhabilitaciones ofreció organizarle la elección a la Plataforma Unitaria con todos los candidatos -inhabilitados inclusive-, con el Plan República y los centros electorales necesarios. A cambio, había que mover la fecha al mes siguiente, con la posibilidad de darle tiempo al régimen de meter en el medio el inútil referendo sobre el Esequibo (la soberanía no se consulta), de adelantar las presidenciales, de mover los hilos de su TSJ o cualquier otra cosa que se les ocurriera.

Por supuesto, pasar las primarias al 19 de noviembre también le convenía al régimen para ganar tiempo de cara a la negociación que adelanta con la Casa Blanca, cuyo destino puede cambiar con la recomposición del liderazgo opositor tras la elección interna.

Así las cosas, la oposición decidió seguir con la vía de la autogestión, también un camino lleno de obstáculos pero sobre el cual, en principio, tiene más control.

Pero no nos engañemos: organizar una primaria exitosa es una cumbre más que borrascosa. El tema de los centros electorales es ya, de por sí, un dolor de cabeza mayúsculo. Para votar, usted debe encontrar la casa de “fulano de tal”. He hablado con dirigentes de primera línea que no saben donde queda la casa de “fulano de tal” en la cual les toca votar. Imagínense el ciudadano no político. En el caso de aquellos centros al aire libre, ¿qué pasa si, por ejemplo, llueve? “¡Nos metemos debajo de una mata de mango!”, responde, como si nada, Andrés Velásquez. El tema es que no estamos eligiendo una junta de condominio sino al que puede ser el próximo presidente de Venezuela. Y, por supuesto, también debemos tomar en cuenta la altísima probabilidad de que, sobre todo en las zonas más recónditas, los camisas pardas afectos al régimen lleguen a sabotear y la gente, comprensiblemente, salga corriendo dejando un reguero de cajas con papeletas de votación.

Todas estas son posibilidades que el elector opositor debe asumir no para desmotivarse sino para movilizarse. La elección del 22 de octubre no es sólo un mecanismo para elegir a un candidato sino también la oportunidad de una gran protesta cívica en la cual se demuestre al régimen que se enfrenta a un pueblo organizado y movilizado. La primaria es la gasolina necesaria para movilizarse rumbo a una victoria en las presidenciales. Porque, estimado lector opositor, a día de hoy la primera posibilidad para el PSUV no es impedir la primaria sino dejarla correr para luego burlarse de la organización y la convocatoria. ¿Les vas a dar el gusto?

Las opiniones publicadas en El Nuevo País son responsabilidad absoluta de su autor.

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