Líderes del continente se reúnen en Granada para abordar la crisis ucraniana y la sombra de la desunión acecha.
La soleada y pintoresca ciudad de Granada, España, es el escenario de una reunión de emergencia este 5 de octubre. Unos 50 líderes europeos se congregaron, no para disfrutar de la majestuosa Alhambra, sino para discutir un tema más sombrío y apremiante: la continuada ocupación rusa en Ucrania.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien se unió al cónclave europeo, expresó abiertamente su inquietud. “El principal desafío que tenemos es salvar la unidad en Europa”, dijo Zelenski, un llamado palpable ante la amenaza de fragmentación de apoyos.
La invasión rusa en Ucrania en febrero de 2022 no fue solo un asalto a la soberanía ucraniana; lanzó una onda expansiva a través de Europa, cuestionando las suposiciones de larga data sobre la paz y estabilidad en la región.
A pesar de los resonantes discursos de solidaridad y las promesas de apoyo económico y militar, el compromiso europeo ha mostrado signos de desmoronamiento. La victoria de Robert Fico, prorruso, en las elecciones eslovacas y la resistencia de Hungría a alinearse plenamente con Ucrania, son síntomas de una Unión Europea en conflicto.
A través del Atlántico, el Congreso de Estados Unidos ha mostrado sus propias fracturas. Un paquete de financiamiento para la guerra ucraniana fue notablemente ausente en un reciente acuerdo presupuestario. “Un 100% de apoyo en la Casa Blanca y también apoyo bipartidista en el Congreso. Creo que es importante”, insistió Zelenski, manteniendo un tono optimista a pesar de las circunstancias.
Putin, el hombre en el centro de la tormenta, según Zelenski, no se detendrá en su ofensiva de desinformación. “Rusia atacará con información, desinformación, bulos, etcétera”, afirmó el presidente ucraniano.
En este contexto, la reunión en Granada era más que un ejercicio diplomático. El primer ministro británico, Rishi Sunak, lo dejó claro: “Cuando se trata de enfrentar la amenaza de Putin”, dijo, “hay fuerza en la unidad”.
La cancelación de última hora del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, añadió una capa adicional de complejidad a la reunión. La crisis en Nagorno-Karabaj y el éxodo de armenios ha vuelto a poner el foco en las volátiles dinámicas geopolíticas de la región.
La convergencia en Granada, aunque informal, fue un recordatorio penetrante. Europa está en una encrucijada, y la sombra de la desunión acecha. En la intersección de la diplomacia, la guerra y la política interna, la estabilidad futura del continente se está definiendo silenciosamente bajo el sol andaluz.