Carlos Ojeda, militante adeco, les da un gran jalón de orejas a Héctor Alonso y a Paulina Gamus por dejar las filas adecas.
Por Carlos Ojeda
Mi padre –director de medios regional en la campaña del Dr. Jaime Lusinchi- me enseñó siempre a respetar a quienes cronológicamente eran más adultos que yo. El respeto fuè y sigue siendo el arma principal de mi madre para mirarnos feo, ante alguna indiscreción que ella considere, viole este código de conducta moral o disciplinaria. Mi hermana Atilia Ernestina Ojeda, fue tan irreverente por las “toñecuras” de mi padre, que hasta se atrevió a ser la única Copeyana que sin ningún tipo de vergüenza compartió el activismo político al lado del presidente Luis Herrera Campins, del Gobernador Olinto Corredor Martínez y de la presidente del Concejo Municipal la profesora Yudith de Bello. Es solo una muestra de mi tolerancia ante las diferencias ideológicas familiares.
MI hermana Atilia (+) siempre tuvo una deferencia especial por defender a todos sus hermanos. Y esa mezcla de irreverencia y justicia en su pensar social cristiano quizás le llegó a tener una filosofía conductual. Lo expresaré como ella siempre lo expresó:
A la gente de vez en cuando hay que recordarle su pasado y sus pecados.
Traigo a mi memoria esto, por un par de publicaciones que me han llegado por las redes. Quiero aclarar que no conozco personalmente ni a Héctor Alonso López ni a Paulina Gamus, luego de esta publicación no creo que ellos estén interesados en conocerme -yo tampoco- Pero a diferencia de lo que puedan expresar como políticos reaccionarios y nostálgicos. Para mí no sería ningún trauma.
Sigo siendo un pendejo… al igual que ellos. Solo que ellos viven en el país de Narnia. No lo asimilan.
Héctor Alonso fue el Secretario Juvenil más longevo de AD. Un privilegiado dirigente que representó a los estados Mérida y Sucre como diputado en el Congreso Nacional, sin vergüenza alguna por esquilmar la curul a algún dirigente de Cumana o de Carúpano. ¿Por qué el líder, ese prócer merideño fue inerte ante su designación como representante por el Estado Sucre? Quizás porque su liderazgo dependía de la anuencia de la dirección nacional.
Puedo afirmar sin pudor alguno que el Dr. Elías Donghia se ganó el liderazgo regional, a pesar de la oposición del Dr. Gonzalo Barrios y del Presidente Jaime Lusinchi. Me declaro Romulista. “Porsia”
No entiendo la razón por la cual Héctor Alonso, se arroga la representación del partido del pueblo, cuando ya no forma parte de ese partido del cual se olvidó y no tuvo la valentía ni la humildad para ante la adversidad, reinventar un nuevo liderazgo. Héctor, con un amigo presidente cualquier pendejo es importante.
En el caso de la Dra. Paulina Gamus, hasta me apena tener que recordarle un pasado que al parecer es una imagen de su proceder “moldeable” ante las circunstancias. Concejal, parlamentaria, ministra y dirigente de Acción Democrática retirada de la política activa en 1998, justo cuando circunstancialmente emergía Hugo Rafael. La abogada que jugaba a ser dios nombrando y excomulgando jueces, no podría decirles cuánto se ganó en PDVSA. Quizás este escrito público pueda darnos luz a una respuesta.. Con números. Es decir ¿Cuánto?
Si Héctor Alonso y Paulina se consideran tan líderes. ¿Por qué carajo se arrogan la representación del partido AD? Porque no hablan en nombre de Apertura, de Venezuela 2000, del MEP, del MIR y de tantos que traicionaron los ideales y el trabajo de nuestros líderes fundadores por acabar para siempre el caudillismo y el militarismo en nuestra patria.
¿Por qué se nombran auto representantes del inextinguible pueblo adeco, si siempre han despreciado públicamente, tanto la institucionalidad como a la directiva y a la militancia fielmente representada por Juan Bimba?
Quizás no tenga la trayectoria política y profesional de ustedes -obvio, no tenía los amigos que a ustedes los llevaron de la mano a tener tan altos cargos- ¡tal vez tampoco quería a esos amigos poco amantes de nuestra doctrina y de nuestra Venezuela!
Sean líderes de verdad. Háganlo de manera personalísima. Dejen que el partido que traicionaron se reconstruya con los mejores y más honestos ciudadanos. Con nuestra filosofía social colectiva.
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