El Primer Ministro de Israel busca el respaldo de Estados Unidos para una operación terrestre, mientras la violencia se intensifica y ambos líderes sopesan las implicaciones humanitarias.
En un giro decisivo en la ya grave situación en el Medio Oriente, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha solicitado el apoyo del presidente estadounidense, Joe Biden, para emprender una operación terrestre en la Franja de Gaza. Este llamado se produce tras una escalada violenta sin precedentes, en la que Hamás ha lanzado ataques contra civiles israelíes.
“Tenemos que entrar. No podemos negociar ahora”, comunicó Netanyahu a Biden, según fuentes citadas por Axios. La operación se considera necesaria para restablecer la disuasión y mostrar la fuerza de Israel en respuesta al ataque de Hamás, que ha dejado una estela de destrucción y miedo.
Biden, conocido por su compromiso con la seguridad de Israel, expresó sus condolencias y empatía por las vidas perdidas y afectadas. La relación entre Estados Unidos e Israel se ha forjado a través de la cooperación económica, militar y política, solidificada aún más por el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como la capital de Israel en 2017.
Sin embargo, el presidente estadounidense no se ha mostrado ajeno a la crisis humanitaria en desarrollo. Manifestó su preocupación por los rehenes israelíes en Gaza, un testimonio sombrío de la intensidad del conflicto. “Estados Unidos está realizando un intenso esfuerzo diplomático para apoyar a Israel y facilitar una solución pacífica con Hamás”, enfatizó Biden.
La crisis se ha personalizado para Estados Unidos, con informes de ciudadanos estadounidenses entre las víctimas de los ataques de Hamás. El Consejo de Seguridad Nacional confirmó la muerte de al menos nueve estadounidenses, subrayando la urgencia de una resolución.
En este entorno volátil y altamente cargado, los líderes mundiales están caminando en una línea fina entre la defensa y la diplomacia, la seguridad y la humanidad. La decisión de emprender una operación terrestre en la Franja de Gaza no solo cambiará el curso del conflicto actual sino que también tendrá ramificaciones profundas para la estabilidad regional y las relaciones internacionales en los años venideros.