Acuerdo PUD-PSUV pende de un hilo: Se firmaría en Barbados, no en México
Las inhabilitaciones políticas se erigen como un obstáculo significativo en las negociaciones, con el futuro de Venezuela en juego
Barbados se convierte en el escenario de un dramático tira y afloja entre la oposición venezolana y el gobierno de Nicolás Maduro. Prevista para el martes, a cinco días de las primarias opositoras, la firma de un acuerdo crucial está en juego, pendiente del delicado hilo de las inhabilitaciones políticas.
«Todo está muy adelantado, casi listo, pero también casi trancado», una fuente cercana a las negociaciones confirma a El Nuevo País, reflejando la intensidad de un fin de semana donde Gerardo Blyde, el jefe negociador de la Plataforma Unitaria, se encontraba en profundas deliberaciones con los partidos opositores. La exigencia de la Plataforma es clara: el levantamiento de todas las inhabilitaciones políticas.
Sin embargo, el régimen de Maduro se mantiene firme, considerando innegociables las restricciones impuestas a figuras clave de la oposición como María Corina Machado, Juan Guaidó, Leopoldo López y Julio Borges.
Washington, arte y parte de la negociación, ha delegado la decisión sobre la inclusión del tema de las inhabilitaciones a la Plataforma Unitaria. Con la mirada del mundo puesta ya no en México sino ahora en Barbados, la pregunta persiste: ¿Se llegará a un compromiso?
La oposición, respaldada por la Casa Blanca, se encuentra en una encrucijada donde la flexibilidad y la firmeza se enfrentan. El acuerdo cuenta con el vistobueno de los norteamericanos porque de ellos depende dar el caramelo que le interesa al régimen de Maduro: el levantamiento de las sanciones. Juan González, asesor de Joe Biden para América Latina, y Jorge Rodríguez, jefe negociador del PSUV, han negociado intensamente en los últimos meses con la mediación de Catar.
Entre las demandas clave se encuentra la necesidad de establecer una fecha para las elecciones presidenciales y regionales, y resolver el registro electoral para los votantes en el exterior, una cuestión que ha sido históricamente problemática y polémica.
El acuerdo se presenta como una oportunidad para un cambio significativo en Venezuela, un país marcado por la crisis política, económica y social. Sin embargo, la sombra de las inhabilitaciones políticas se cierne sobre las negociaciones, planteando preguntas serias sobre la viabilidad de un compromiso y el futuro de una nación en la encrucijada.
Mientras Barbados se prepara para ser el anfitrión sobrevenido de este momento decisivo, los ojos de Venezuela y del mundo estarán atentos, esperando ver si emerge un camino hacia adelante o si las divisiones profundas continúan definiendo el futuro incierto del país.