El artista reflexiona sobre la película que retrata la tumultuosa situación política en Venezuela y revive memorias personales.
La película «Simón» no es solo un filme para Danny Ocean, sino un reflejo de la cruda realidad que miles de venezolanos, incluido él mismo, han vivido. Estrenada el pasado 7 de septiembre, la película, que se sumerge en la historia de un joven que huye a Miami tras ser detenido por protestar contra el gobierno, ha removido emociones profundas en quienes la han visto, incluido este reconocido cantante.
«Hace unos días vi Simón, sabía que me iba a pegar, pero no así,» confesó Ocean en un mensaje publicado en su cuenta de X. Las imágenes proyectadas en la pantalla no eran ajenas para él; eran ecos de un pasado marcado por protestas, lucha y dolor.
«No sé cómo escribir esto sin acordarme de Basil Da Costa, Robert Redman y todos los caídos de ese año 2014…” la emoción se desborda en cada palabra, reviviendo momentos donde la valentía y el miedo se encontraban en cada esquina de las protestas en Venezuela.
Para Ocean, “Simón” no es solo una película; es una reminiscencia de las súplicas de una madre temerosa, de un padre escéptico y de un joven dividido entre la impotencia y la necesidad de alzar la voz. «Gracias por poner mi canción en esa escena,» agradeció al director Diego Vicentini, cuyo trabajo tocó fibras íntimas del artista, recordándole la fortuna de tener su música y a sus seres queridos.
La obra se convierte en un espejo que refleja una realidad dolorosa, una Venezuela marcada por la división, el sufrimiento y la resistencia. «¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo llegamos a hacernos tanto daño entre nosotros, siendo los mismos?» se pregunta Ocean.
La película “Simón” y la reflexión de Danny Ocean se entrelazan en una narrativa de una nación, una juventud y una diáspora marcada por la búsqueda incansable de la libertad, justicia y paz. En este entrelazado de arte y realidad, la voz de Ocean se alza no solo en notas musicales, sino en un eco resonante que invita a la reflexión, el recuerdo y la inquebrantable esperanza.