Un respiro económico en el horizonte, el economista Alejandro Grisanti analiza el impacto de la relajación de las sanciones estadounidenses.
En un ambiente de optimismo cauteloso, el economista venezolano Alejandro Grisanti evalúa la transformación en el mercado de bonos del país, una consecuencia directa de la reciente flexibilización de sanciones por parte de Estados Unidos. «Como se esperaba, el mercado reaccionó con fuerza y la curva de bonos venezolanos pasó de precios alrededor de 10%, a precios de 18-19%», señaló Grisanti en su cuenta en X, destacando un cambio notable que, aunque anticipado, sigue siendo un fenómeno digno de mención.
La reacción en los bonos de la empresa petrolera estatal, PDVSA, aunque positiva, ha sido más tímida, con precios que se sitúan en el 7.5%. Esto, sin embargo, no ha mermado el optimismo general y la percepción de un potencial resurgimiento económico, aunque modesto, en medio de una situación política y económica marcada por la complejidad y la incertidumbre.
La eliminación de la prohibición al comercio de bonos se erige como la medida más significativa en este paquete de flexibilización. “En casi cualquier escenario, incluso si el gobierno de Maduro no cumpliera lo prometido, veo difícil que esta medida sea revertida”, añadió Grisanti, enfatizando la durabilidad de este paso en el proceso de desescalamiento de tensiones entre Venezuela y Estados Unidos.
La pregunta que muchos se hacen es cómo esto impactará a la economía venezolana a medio y largo plazo. Grisanti y otros economistas observan de cerca, anticipando los efectos multiplicadores que podrían surgir a raíz de este cambio en la política estadounidense. Para un país marcado por la hiperinflación, las sanciones y una economía que ha estado en un estado de estancamiento prolongado, incluso los pequeños pasos hacia la relajación económica y la recuperación son vistos con una mezcla de alivio y esperanza.
Mientras los bonos venezolanos muestran una recuperación notable, la prudencia sigue siendo la palabra de orden. Aunque las acciones de Estados Unidos han insuflado un renovado optimismo, el futuro económico de Venezuela continúa siendo una trama en desarrollo, tejida por factores tanto internos como internacionales, cada uno con el potencial de cambiar la narrativa económica del país en los días y años por venir.