Pese a la ayuda humanitaria que entra a Gaza, la falta de combustible paraliza hospitales, panaderías y plantas de agua.
Mientras que el mundo sigue de cerca los acontecimientos en el Medio Oriente, un nuevo problema se suma al conflicto ya complicado: la extrema necesidad de combustible en la Franja de Gaza.
A pesar de que en los recientes tres días se permitió el ingreso de 54 camiones cargados con ayuda humanitaria al asediado enclave, Tamara Alrifai, portavoz en Amán (Jordania) de la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (UNRWA), enfatizó que «es extremadamente urgente» incluir combustible en estos envíos. «Sin combustible, los vehículos quedan paralizados, los generadores hospitalarios no pueden funcionar, y se necesita imperiosamente en panaderías y plantas desalinizadoras de agua», explicó Alrifai.
La perspectiva presentada por Rick Brennan, director de emergencias para Oriente Medio de la OMS, da aún más peso a esta preocupación. Antes del estallido del conflicto, aproximadamente 45 camiones diarios llevaban combustible a Gaza para cubrir sus necesidades. Comparando esta cifra con los 54 camiones que ingresaron en tres días, queda claro que la ayuda es insuficiente. Brennan, desde El Cairo, describió la situación como «una gota en el océano», recordando que, en tiempos de normalidad, unos 500 camiones cruzaban a diario las fronteras entre Gaza, Israel y Egipto.
La crisis del combustible, sumada al ya complicado panorama en Gaza, evidencia la importancia de que la comunidad internacional reaccione y colabore para aliviar la situación que amenaza la vida y bienestar de miles de personas.