El expresidente Trump enfrenta acusaciones en la Corte, donde descarga críticas y defiende su imperio inmobiliario.
En un escenario más combativo que conciliador, Donald Trump tomó el estrado en el juicio civil que enfrenta por fraude, para defender con vehemencia su patrimonio y denunciar lo que considera una «cacería de brujas política».
La sala del juez Arthur Engoron fue testigo de un Trump desafiante, que no vaciló en criticar tanto al magistrado como a la fiscal general de Nueva York, Letitia James, a quien tildó de «política de poca monta» y acusó de ser el verdadero fraude.
El ambiente en la sala fue tenso, marcado por las continuas amonestaciones del juez, quien tuvo que recordarle a Trump que no se encontraba en un mitin político.
Esta contienda legal, que podría marcar un punto crítico en su carrera hacia la elección presidencial de 2024, también se convirtió en un escenario donde el exmandatario pudo reiterar su percepción de estar siendo víctima de ataques con motivaciones políticas.
“La gente está harta de lo que está sucediendo. Creo que este es un día muy triste para Estados Unidos”, declaró Trump, tras una sesión que duró más de tres horas. Al margen de las consecuencias legales que enfrenta, Trump ve en este proceso una oportunidad para reforzar su figura ante sus seguidores, resaltando su valor como empresario y su resistencia ante lo que él considera injusticias en su contra.