El resultado de las primarias de la oposición venezolana representó un fuerte e inesperado revés político para el régimen de Maduro, considera Ramón Cardozo.
Por Ramón Cardozo
A pesar de los persistentes bloqueos gubernamentales, sus amenazas, la censura comunicacional, así como la escasez de recursos financieros, las elecciones primarias de la oposición lograron desarrollarse con un éxito considerable en Venezuela. La destacable participación de más de dos millones de venezolanos a lo largo y ancho del país, incluyendo zonas populares y rurales, en abierto desafío a las amenazas del régimen, sumado al contundente respaldo del 92% de los votos a María Corina Machado (MCM), candidata inconstitucionalmente inhabilitada y reconocida por su discurso confrontacional frente al régimen chavista, hicieron muy patente el descontento generalizado hacia el régimen de Nicolás Maduro.
La elevada participación ciudadana en esta elección se vio motivada tanto por la presencia de MCM como por la firme determinación de los miembros de la Comisión Nacional de Primarias (CNP) de no dejarse amedrentar por los obstáculos impuestos por el régimen. La CNP optó por autogestionar las primarias, junto a la sociedad civil, de forma manual y sin la participación del Consejo Nacional Electoral (CNE), órgano que se encuentra cooptado por el chavismo. Esta postura infundió a muchos opositores confianza en el proceso. No es es de descartar, también, que el acuerdo preliminar suscrito días antes en Barbados entre el régimen y la oposición fuera percibido por sectores opositores como un indicio de la posibilidad de lograr que el régimen chavista se vea obligado a levantar la inhabilitación a MCM y reconocer su legítimo derecho a participar como candidata presidencial.
Este notable éxito de las primarias representa un grave desafío para las ambiciones continuistas del régimen de Nicolás Maduro. Tal como señala Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos, la alta participación ciudadana en las primarias opositoras «es solo la punta del iceberg”. Subyace a la cifra de casi 2,5 millones de votantes, un número considerable de personas que no pudieron participar debido a la censura, problemas de logística o, simplemente, temor. Del mismo modo, existe una cantidad enorme de votantes que se quedaron en casa expectantes, atentos a si estas primarias serían o no un camino efectivo de lucha. Todos ellos, explica Seijas, forman parte del iceberg y pueden sentir el mismo ímpetu por salir del régimen de Maduro.
Evitar el efecto expansivo de las primarias, es decir, impedir que los resultados de la consulta opositora motiven y contagien a la parte oculta del iceberg, se ha convertido en la tarea más urgente para el régimen.
Judicialización y suspensión de los efectos de las primarias
El 25 de octubre pasado, el fiscal ordenó abrir una investigación penal contra los miembros de la CNP. Pocos días después, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -mediante sentencia número 122, de fecha 30 de octubre de 2023- ordenó «la suspensión de todos los efectos» de las distintas fases del proceso electoral de las primarias llevadas a cabo por la CNP. A la fecha, esta sentencia no ha sido publicada y de ella solo se conoce un resumen anunciado en la página web del TSJ.
A pesar de que, desde el punto de vista material, la decisión de la Sala Electoral del TSJ respondió a la solicitud de un amparo presentado por el diputado José Brito en contra de las primarias opositoras, se hizo muy evidente para la opinión pública que la sentencia 122 obedeció a órdenes directas impartidas desde el Palacio de Miraflores. Incluso, en el propio dictamen, los jueces hacen referencia a «las múltiples y graves denuncias relacionadas con ese evento electoral» difundidas en los medios de comunicación social por «representantes de los Poderes Públicos del Estado Venezolano y por otros actores políticos» (Nicolás Maduro, Cilia Flores, Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez y Tarek W. Saab).
Junto con la suspensión de los efectos de las primarias, los jueces declararon que María Corina Machado está «inhabilitada de manera firme por quince (15) años”. Por último, y a objeto de continuar con el juicio, le ordenan a la CNP entregar a la Sala todo el material vinculado con la preparación y realización de las elecciones internas de la oposición (convocatorias, cronogramas, postulaciones, renuncias, actas, cuadernos de votación, papeletas, etc.)
La pretensión de los jueces chavistas de «suspender los efectos de las primarias” ha sido calificada como «absurda e irrealizable” por numerosas personalidades, tanto nacionales como internacionales. Francisco Palmieri, jefe de misión para Venezuela de la embajada de Estados Unidos, declaró: «MCM ha obtenido una clara victoria, un apoyo casi incondicional, con más de 90% de apoyo para ser la candidata de una oposición democrática unida. Eso es un hecho. No puede anularse lo que pasó el 22 de octubre”. En el mismo sentido, el codirector de la oenegé Acceso a la Justicia, el jurista Alí Daniels, expresó que «no tiene sentido dejar sin efecto algo que cuyos efectos ya se han verificado; esta es una sentencia con intencionalidad política, ya que el TSJ se mantiene al servicio del poder”.
Por su parte, el reconocido constitucionalista Allan R. Brewer Carías, en un artículo publicado el 07.11.2023, donde aborda el tema de la sentencia 122, se pregunta: «¿Cómo se pueden suspender los efectos del hecho real y efectivo de que el 22 de octubre de 2023 se constituyeron cientos de mesas de votación en todo el país y en el exterior, y de que, efectivamente, concurrieron más de dos millones de personas y manifestaron su opinión mayoritariamente por la candidata MCM? ¿Cómo se pueden suspender los efectos de todo eso, si se trata de hechos que ya se realizaron, cumplieron y agotaron? De nuevo, hay que recordarle a la Sala Electoral que los hechos pasados ya cumplidos y sus efectos no se pueden suspender. El pasado no se puede borrar, y menos mediante decisión judicial de un tribunal incompetente”.
El papel de la mentira en las dictaduras
El afán por borrar el pasado y la pretensión de suprimir «hechos ya acontecidos y sus consecuencias» no son novedad. De hecho, constituye una práctica común en regímenes dictatoriales, especialmente aquellos identificados por la filosofía política como totalitarios o postotalitarios.
En su conocido ensayo ‘El poder de los sin poder’, el destacado intelectual y político checo Václav Havel destacó el papel que desempeña la mentira en las dictaduras como instrumento de control y opresión de la sociedad. Estos sistemas tejen una red de mentiras y fuerzan al ciudadano a vivir dentro de ella. Las personas no necesariamente tienen que aceptar las mentiras impuestas por el régimen. Es suficiente que las toleren en su vida cotidiana. Havel expresó claramente: «El individuo no está obligado a creer todas estas mistificaciones, pero debe comportarse como si las creyera o, al menos, soportarlas en silencio y actuar con cortesía hacia aquellos que se basan en ellas».
Es así como en el caso específico de las primarias opositoras, ni la Fiscalía General de la República ni la Sala Electoral del TSJ buscan la verdad de lo ocurrido. El resultado de la investigación y del juicio ya fue anunciado de antemano y de forma pública por la cúpula del régimen (Maduro, Flores, Cabello y Rodríguez). Básicamente, la decisión ya tomada se circunscribe a establecer que la participación ciudadana verificada en las Primarias opositoras fue muchísimo menor que las cifras dadas por la CNP; que el proceso se realizó de manera ilegal sin la asistencia del CNE; que en el proceso participaron candidatos que estaban inhabilitados políticamente; que las primarias de la oposición fueron un fraude a la ciudadanía; y que, por tanto, la proclamación de MCM como candidata nunca pudo darse.
Ciertamente, no es sencillo enfrentar este tipo de engaños dentro de regímenes como el venezolano, que cuentan con múltiples mecanismos de coerción para imponer sus falsedades. Sin embargo, basado en su experiencia de resistencia frente al comunismo, Havel instaba a resistir la tentación de participar en la mentira del régimen y a defender la verdad. El intelectual checo sostenía que, al negarse a aceptar las mentiras y la manipulación, los ciudadanos podían minar el poder de la dictadura.
Al régimen de Nicolás Maduro no le preocupa que la sociedad venezolana y las fuerzas políticas de oposición crean o no las falsedades de la sentencia 122, y las mentiras que seguramente se plasmarán en la futura sentencia de la Sala Electoral del TSJ. El objetivo principal del régimen es, como en anteriores ocasiones, que el país conviva con ellas y que las fuerzas políticas opositoras «actúen como si esas mentiras fueran verdad”. Si el régimen logra este propósito, esas mentiras terminarán dando forma a la realidad en beneficio de la preservación del régimen de Maduro.
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