Desmantelamiento del «Estado profundo», nuevas políticas de inmigración y enérgicas medidas comerciales marcan la propuesta del exmandatario.
A menos de un año para las elecciones presidenciales de 2024, Donald Trump delineó una vasta agenda política que, de ser electo para un segundo mandato, implicaría una reforma gubernamental profunda. En medio de investigaciones y acusaciones, Trump se postula como la figura dominante para la nominación republicana, contrastando sus propuestas radicalmente con las del presidente actual, Joe Biden.
En el epicentro de sus promesas, se encuentra la operación de deportación masiva más grande en la historia de EE.UU., enfocada en individuos con «simpatías yihadistas» o aquellos con posturas antiestadounidenses y antisemitas. Además, Trump propone una serie de medidas que podrían agitar las ya tumultuosas aguas de la política interna estadounidense, desde desmantelar lo que él llama el «Estado profundo» hasta redefinir radicalmente las políticas de inmigración y comercio.
El comercio es otro pilar de su campaña, con un sistema de aranceles que castigaría a aquellos socios comerciales percibidos como desleales. Esta política se dirige particularmente hacia China, con Trump proponiendo un plan cuatrienal para eliminar las importaciones chinas de bienes críticos.
En política exterior, Trump presume que resolverá el conflicto entre Rusia y Ucrania incluso antes de asumir el cargo y se posiciona firmemente del lado de Israel en su conflicto con Hamás. Asimismo, promete reevaluar el propósito y la misión de la OTAN.
El expresidente también aboga por legislaciones que reconocerían solo dos géneros, determinados al nacer, en EE.UU., y propone medidas enérgicas contra la atención de afirmación de género, incluida la prohibición de intervenciones hormonales o quirúrgicas para menores transgénero.
En el ámbito energético, Trump quiere hacer de EE.UU. la nación con la electricidad más barata, lo que incluiría intensificar la extracción de combustibles fósiles y revertir iniciativas del gobierno de Biden destinadas a fomentar la adopción de vehículos eléctricos.
En educación, Trump se muestra partidario de una «educación patriótica» y de fomentar la oración en las escuelas públicas, mientras que en el tema de las personas sin hogar, propone construir «ciudades de la libertad» y reinstaurar instituciones mentales para internar a aquellos considerados como «peligrosamente trastornados».
Para la seguridad pública, Trump sugiere medidas drásticas como la pena de muerte para traficantes de drogas y ladrones de tiendas, así como una toma federal de Washington, D.C., describiéndola como una «trampa mortal sucia y plagada de crimen».
Esta agenda de Trump presenta una visión de gobierno y sociedad que podría alterar significativamente el panorama político y social de Estados Unidos, en caso de que consiga la oportunidad de implementarla.
(Con información de AP)