Lloyd Austin aterriza en Kyiv con un mensaje contundente de apoyo continuo de EE.UU. frente al conflicto con Rusia.
En una jugada que nadie vio venir, Lloyd Austin, el jefe del Pentágono, apareció en Kyiv este lunes. Su misión: dejarle claro a Ucrania que tienen a los Estados Unidos en su rincón, a pesar del ruido político que resuena en Washington.
«Viajó hoy a Ucrania para reunirse con los líderes ucranianos y reforzar el firme apoyo de Estados Unidos a la lucha de Ucrania por la libertad», eso fue lo que soltó el Pentágono en un comunicado que rompió el silencio sobre el viaje de Austin, que hasta entonces era top secret por razones de seguridad.
Estados Unidos no es un jugador más en el tablero; es el padrino de Ucrania en esta pelea por mantenerse en pie frente a la Rusia de Putin. Y mientras algunos legisladores republicanos de EE.UU. ponen el grito en el cielo sobre seguir pasando la chequera para Ucrania, el Pentágono sigue a lo suyo, convencido de que el Congreso no les va a dejar colgados.
La movida de Austin no es solo un gesto diplomático, es una promesa en carne y hueso de que la ayuda yanqui va a seguir fluyendo, a pesar de que algunos republicanos quieren cerrar el grifo. Los paquetes de ayuda ya están en marcha, y aunque el Congreso no los metió en el acuerdo para evitar el shutdown del gobierno de EE.UU., hay suficiente en la reserva para seguir en la jugada.
La sombra de la guerra en Medio Oriente y el pique en Israel no han desviado la mirada estadounidense de Ucrania. Aunque se solapen las crisis, el compromiso de EE.UU. con Ucrania sigue en pie. Austin y Blinken, como los abanderados de la defensa y la diplomacia estadounidense, ya le han cantado las cuarenta al Congreso: mantener a Ucrania de pie es evitar que Putin se salga con la suya.
Así que, mientras el invierno ucraniano promete ser largo y duro, el mensaje de Austin es un soplo de calor: Ucrania no está sola, y EE.UU. sigue siendo un aliado firme en su pelea por mantener su libertad.