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Ni de izquierda ni de derecha: Chile se harta y rechaza nueva constitución

Ni de izquierda ni de derecha: Chile se harta y rechaza nueva constitución

Dos Intentos Fallidos de Cambiar la Carta Magna Chilena Reflejan Profundas Divisiones y Desafíos Democráticos


El domingo, Chile vivió un momento crítico en su historia democrática al rechazar una nueva constitución que habría inclinado al país hacia la derecha, marcando así el posible final de un proceso turbulento de cuatro años destinado a reemplazar su carta magna actual.

Con casi el 56% de los votos en contra de la propuesta constitucional, Chile enfrenta la realidad de continuar con la Constitución heredada de la era Pinochet, a pesar del deseo inicial de cambio expresado por una mayoría de ciudadanos.

Este es el segundo rechazo en 16 meses a un proyecto de constitución en Chile, un país de 19 millones de habitantes. Anteriormente, se había descartado una propuesta redactada por la izquierda. Estos sucesos demuestran la división profunda que persiste en la nación respecto a las normas y principios que deben guiarla, incluso después de años de debate.

El debate constitucional en Chile comenzó en 2019 tras una serie de protestas masivas que desembocaron en un plebiscito nacional. En este, una abrumadora mayoría votó por desechar la Constitución de 1980, impuesta durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Sin embargo, el fracaso en alcanzar un consenso sobre un nuevo texto ha llevado al país a mantener la Constitución que tantos buscaban cambiar.

El presidente Gabriel Boric, de izquierda y no partícipe en el proceso, expresó su desilusión: «El país se polarizó y se dividió… el proceso constitucional no logró canalizar las esperanzas de una nueva constitución redactada para todos».

Este resultado representa un giro amargo para un proceso que inicialmente fue visto como un modelo de participación democrática. Ahora se convierte en un claro ejemplo de los retos que enfrenta la democracia, especialmente en la era de internet, donde la desinformación y la polarización complican aún más los procesos políticos.

La ex presidenta Michelle Bachelet expresó su preocupación por la oportunidad perdida de restaurar la fe en la política. Las propuestas constitucionales, redactadas por cuerpos mayoritariamente ajenos a la política tradicional, resultaron en textos largos y complejos, marcados por el sesgo partidista.

El proceso constitucional chileno ha estado marcado por tensiones, dada la demora en reemplazar la carta magna de la dictadura. Esto ha generado ansiedad en ambos bandos políticos para influir significativamente en el futuro del país. «Decidieron que teníamos que aprovechar esta oportunidad para cambiar las cosas a lo grande», comentó Felipe Agüero, politólogo.

La conversación sobre las constituciones propuestas derivó a menudo en debates políticos más que en políticas concretas. El rechazo a las dos propuestas constitucionales es algo inusual en la historia, siendo la duodécima y decimotercera vez que un país rechaza un referéndum constitucional en 181 votaciones desde 1789.

El rechazo al texto propuesto representa una victoria para Boric, quien ahora puede concentrarse en gobernar el país sin la carga del debate constitucional. Sin embargo, la actual Constitución, aunque impopular, ha sido reformada unas 50 veces en las últimas tres décadas, y es probable que los legisladores continúen intentando ajustarla.

A pesar del descontento por la Constitución, Chile sigue siendo una de las naciones más estables y prósperas de América Latina. El país tiene la calificación más alta de la región en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. El futuro del proceso constitucional en Chile permanece incierto, reflejando los desafíos continuos de la democracia en un mundo cada vez más complejo y dividido.

(Con información de The New York Times)