La icónica figura de la fotografía parisina de Doisneau muere a los 93 años.
La emblemática figura de la fotografía parisina, Françoise Bornet, conocida mundialmente por protagonizar «El Beso del Ayuntamiento» de Robert Doisneau, falleció el pasado 25 de diciembre a la edad de 93 años en Évreux, Normandía.
Su deceso fue confirmado por el diario Le Parisien este martes, dejando tras de sí un legado imborrable en el mundo del arte fotográfico.
Nacida en 1929, Bornet se convirtió en un ícono de la fotografía cuando en 1950, a los 20 años, fue capturada en un beso con Jacques Corteaux frente al ayuntamiento de París. La imagen, tomada por Doisneau, capturó la esencia del amor en París y se transformó en una de las fotografías más reconocidas a nivel global.
Durante mucho tiempo, se creyó que la instantánea era un momento espontáneo de amor parisino. Sin embargo, se reveló más tarde que Bornet y Corteaux eran en realidad estudiantes de arte dramático posando para Doisneau. A pesar de la puesta en escena, la fotografía refleja genuinamente el ambiente posguerra de la ciudad y se convirtió en un símbolo del París romántico.
La imagen, titulada «Le baiser de l’Hôtel de Ville» (El beso del ayuntamiento), inicialmente cayó en el olvido, pero resurgió en la década de 1980 con el auge del marketing. Se reprodujo en postales, pósteres y diversos objetos, convirtiéndose en un ícono de la cultura popular.
El éxito comercial de la fotografía llevó a Bornet a reclamar derechos de imagen en 1993, pero la justicia le negó la compensación solicitada, argumentando que su rostro no era claramente identificable en la imagen.
Más allá de su momento de fama con Doisneau, Bornet continuó su carrera en el teatro, trabajando bajo la dirección de figuras como François Périer y Pierre Brasseur, y eventualmente se casó con Alain Bornet.
La partida de Françoise Bornet cierra un capítulo en la historia del arte fotográfico, recordándonos la capacidad de una imagen para capturar y transmitir la esencia de una época y un lugar. Su imagen permanecerá como un testimonio eterno del romance y la belleza de París.