La situación en siete cárceles ecuatorianas se agrava con la retención de 178 funcionarios, incluyendo guardias y personal administrativo.
La crisis carcelaria en Ecuador ha alcanzado un nuevo nivel de gravedad con el incremento del número de rehenes en siete cárceles del país a 178, según informó el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI) a Personas Privadas de Libertad. Este grupo de rehenes incluye 158 guardias carcelarios y 20 funcionarios administrativos, retenidos en establecimientos penitenciarios de las ciudades de Machala, Loja, Cuenca, Azogues, Latacunga, Ambato y Esmeraldas.
El SNAI reveló que la situación se agravó con la incorporación de las cárceles de Machala y Esmeraldas a la serie de motines, aumentando el total de prisiones afectadas a siete. Este hecho elevó el número de retenidos en comparación con el día anterior, cuando se reportaron 139 rehenes, entre ellos 125 guardias y 14 funcionarios administrativos.
En Esmeraldas, un grupo de internos disparó desde el interior de la prisión hacia el exterior, donde se encontraban miembros de las Fuerzas Armadas, quienes respondieron para controlar la situación. Además, se registraron incidentes en la cárcel de Santo Domingo de los Tsáchilas, donde tres reos lograron escapar.
La fuga de 32 presos de la cárcel de Riobamba, incluyendo a Fabricio Colón Pico, líder de ‘Los Lobos’, y la huida de José Adolfo Macías ‘Fito’, líder de ‘Los Choneros’ de la Cárcel Regional de Guayaquil, han exacerbado la tensión.
Los reclusos de la prisión de Latacunga fueron vistos en los techos con pancartas pidiendo paz, reflejo de las demandas de sus familiares en el exterior. Esta serie de motines forma parte de una escalada de violencia por parte de bandas criminales en Ecuador, incluyendo secuestros, ataques a policías, incendios de vehículos, explosiones y hasta un asalto armado a un canal de televisión en Guayaquil.
Esta crisis ocurre en un momento en que el gobierno del presidente Daniel Noboa intentaba implementar un plan para recuperar el control de las cárceles, dominadas por estos grupos delictivos. Las rivalidades entre bandas han causado más de 450 muertes de presos desde 2020 en masacres carcelarias.
La violencia ha llegado a las calles, elevando la tasa de homicidios intencionales a 45 por cada 100.000 habitantes en 2023, lo que convierte a Ecuador en uno de los países más violentos del mundo. Ante estos hechos, el gobierno ha declarado un «conflicto armado interno» y ha clasificado a estas bandas como grupos terroristas y objetivos militares.