Bajo un acuerdo con el Vaticano, el gobierno de Nicaragua excarcela y destierra a monseñor Rolando Álvarez y otros religiosos católicos.
En un sorpresivo giro de acontecimientos, el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua ha excarcelado y desterrado a Roma a dos obispos católicos, incluyendo a monseñor Rolando Álvarez, 15 sacerdotes y dos seminaristas. Esta acción, coordinada con el Vaticano, pone fin a la reclusión de Álvarez, quien había sido condenado a 26 años de cárcel.
La Presidencia de Nicaragua confirmó la noticia en un comunicado, indicando que el papa Francisco estuvo directamente involucrado en la gestión de la liberación y el destierro de los religiosos. Según el diario La Prensa, los excarcelados ya han sido recibidos por las autoridades vaticanas.
Este movimiento se produce en un contexto de tensas relaciones entre el gobierno nicaragüense y la Iglesia católica, agravadas desde las protestas antigubernamentales de 2018. Ortega había acusado a los sacerdotes de apoyar lo que él consideraba un intento de golpe de Estado.
El comunicado del gobierno nicaragüense agradece al papa Francisco, al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y a su equipo, por las “muy respetuosas y discretas coordinaciones realizadas”. Este agradecimiento sugiere un esfuerzo diplomático significativo detrás de las escenas para resolver la situación.
El vuelo que transportaba a los religiosos partió de Managua hacia el Aeropuerto Internacional de Maiquetía “Simón Bolívar” en Venezuela, antes de continuar su viaje a Europa.
Aunque los detalles específicos y las condiciones de la liberación aún no son claros, este acto representa un cambio notable en la postura del gobierno de Ortega hacia la Iglesia católica. Las relaciones entre Managua y el Vaticano, que habían estado al borde de la ruptura, podrían experimentar una nueva fase tras este desarrollo.