El artista salustiano García defiende su obra de las críticas, destacando su enfoque en la pureza y la belleza.
La Semana Santa de Sevilla ha sido el centro de una inesperada polémica este fin de semana, tras la publicación de su cartel 2024. La imagen, que muestra a un Jesucristo resucitado, joven, con cabello castaño, ojos verdes y cuerpo atlético, ha generado un intenso debate en redes sociales.
🟣 Se descubre el cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024, obra de Salustiano García.@7TVSevilla | #LaPasionNoAcaba pic.twitter.com/MNUZnb1Vdq
— La Pasión (@LaPasion7TV) January 27, 2024
El artista detrás de esta representación, Salustiano García, explicó que se inspiró en la figura de su hijo, Horacio García, para crear la imagen.
Según García, su intención era representar a Cristo de manera joven y bella, como una metáfora de pureza y bondad, siguiendo su estilo artístico centrado en «el lado más sereno e iluminado de la vida y de las cosas».
🗣⚡Salustiano: «Para ver sexualidad en mi Cristo hay que estar enfermo. ¿El Cachorro es provocativo?»
— ABC de Sevilla (@abcdesevilla) January 29, 2024
El artista sevillano asegura en una entrevista que falta cultura artística en las personas que han criticado su cartel de Semana Santa
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El cartel ha suscitado reacciones diversas. Manolo Rosado, presidente de la Red Estatal de Municipios Orgullosos, lo describió como “maravilloso y rompedor”.
Sin embargo, otros usuarios lo han tachado de “obsceno”, “grosero” y “vulgar”, llegando incluso a crear una lista para solicitar su retiro.
García defiende su obra, argumentando que no es ni revolucionaria ni sucia. Según el artista, si alguien ve algo sucio en la imagen, es «su propia suciedad interna la que está proyectando».
Explicó que su intención era anunciar la Semana Santa centrándose en su parte más luminosa, la Resurrección, y ser fiel a su estilo de trabajar con seres vivos y no copiar imágenes.
El artista buscó reflejar «toda la bondad, la majestad y la paz que hay después de la muerte» en su obra, representando a un Cristo joven, casi sin marcas de su tortura, como un Dios preparado para ser «100 % Dios».