Bombardeos de EE.UU. en Irak: Tensión y condena de Bagdad y Teherán
Los ataques estadounidenses en Irak generan víctimas civiles y provocan una ola de críticas por parte de Bagdad y Teherán, mientras se cuestiona la legitimidad de la coordinación previa.
La reciente campaña de bombardeos de represalia llevada a cabo por Estados Unidos contra varias posiciones de milicias proiraníes en el oeste de Irak ha desencadenado una grave crisis diplomática, además de causar la muerte de 16 personas, incluidos civiles, y dejar 25 heridos. El gobierno iraquí ha condenado enérgicamente estos ataques, que también resultaron en daños significativos a edificios residenciales y propiedades de los ciudadanos, exacerbando la ya tensa situación en la región.
El portavoz del gobierno iraquí, Bassem al Awadi, criticó duramente a Estados Unidos por lo que describió como «falsas alegaciones» sobre una supuesta coordinación previa para los ataques, lo cual ha sido refutado por las autoridades iraquíes. Estas declaraciones contradicen las afirmaciones del portavoz del Consejo de Seguridad de Estados Unidos, John Kirby, quien había indicado que los ataques se realizaron después de informar a Irak.
En respuesta a esta «agresión estadounidense», el Ministerio de Exteriores de Irak ha anunciado su intención de convocar al encargado de negocios de la embajada de EE.UU. en Bagdad para presentar una «protesta oficial» contra los bombardeos que afectaron tanto objetivos militares como civiles iraquíes.
La reacción de Irán no se ha hecho esperar. El Gobierno iraní ha señalado que estos ataques constituyen una violación a la «soberanía e integridad territorial» de Irak y Siria, y ha advertido sobre las consecuencias de lo que considera una «aventura y error estratégico» por parte del Gobierno estadounidense. El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kanani, ha subrayado que estos actos solo contribuirán a «la escalada de la tensión y la inestabilidad en la región».
Estos bombardeos, y la consecuente escalada de tensión entre Estados Unidos, Irak e Irán, subrayan la complejidad de la situación en Oriente Medio y plantean serias preguntas sobre el futuro de la estabilidad regional. La disputa sobre la coordinación de los ataques y las acusaciones cruzadas entre las partes involucradas agregan incertidumbre a un panorama ya de por sí volátil, mientras la comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos.