Michael Fakhri señala el deterioro en la efectividad de las bolsas CLAP frente a la crisis alimentaria en Venezuela.
El relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, Michael Fakhri, expresó su preocupación este miércoles sobre la evolución de las bolsas del Comité Local de Abastecimiento Productivo (CLAP) en Venezuela. Inicialmente concebidas como una medida de emergencia para combatir el hambre durante la crisis económica de 2016, estas bolsas se han transformado en lo que Fakhri describe como una «limosna caritativa», perdiendo su impacto como solución a largo plazo para el problema alimentario en el país.
Durante una rueda de prensa, Fakhri destacó que, a pesar de las sanciones internacionales y la prolongada crisis económica, la situación alimentaria en Venezuela sigue siendo precaria, con ciudadanos luchando por acceder a una alimentación balanceada, reduciendo la cantidad de comidas diarias y, en muchos casos, sin acceso a alimentos básicos. Según datos del gobierno de Nicolás Maduro, más de cinco millones de venezolanos dependen de las bolsas CLAP, que han sido criticadas por su inconsistencia en la entrega, la baja calidad de los alimentos proporcionados y su distribución sesgada.
«Muchas familias sacan un salvavidas de las bolsas CLAP», afirmó Fakhri, señalando cómo lo que fue diseñado como una solución temporal se ha institucionalizado sin abordar efectivamente el derecho a una alimentación adecuada. El relator también indicó que se ha reportado la negación de las bolsas a individuos con opiniones críticas hacia el gobierno, lo que subraya el uso político de la ayuda alimentaria.
Este análisis de Fakhri pone de relieve las complejidades de la crisis alimentaria en Venezuela, donde las medidas paliativas han fallado en transformarse en estrategias sostenibles y equitativas. La caracterización de las bolsas CLAP como una «limosna caritativa» refleja un desvío de su propósito original, cuestionando su eficacia como parte de la solución al hambre y la inseguridad alimentaria en el país.