El derrame petrolero en Trinidad y Tobago moviliza cooperación internacional, con especial atención de Venezuela.
En un gesto de solidaridad regional frente a desastres ecológicos, el gobierno de Nicolás Maduro ha anunciado que está siguiendo de cerca el derrame petrolero ocurrido el pasado 7 de febrero en aguas de Trinidad y Tobago, con miras a cooperar en las labores de mitigación y limpieza necesarias.
El canciller venezolano, Yván Gil, manifestó el miércoles 14 de febrero que, por instrucciones directas del presidente Maduro, Venezuela mantiene un seguimiento activo sobre el incidente y sus potenciales repercusiones. «Se han sostenido reuniones a nivel técnico con nuestros vecinos a fin de evaluar los impactos y medidas de mitigación necesarias, nos encontramos a la disposición del Gobierno de Trinidad y Tobago para cooperar en lo que sea requerido», aseguró Gil.
Este derrame, calificado por las autoridades de Trinidad y Tobago el 13 de febrero como de nivel dos, amenaza con escalar a un nivel tres de gravedad. La magnitud del desastre ha llevado al país afectado a solicitar ayuda internacional, llamado al que han respondido tanto Venezuela como Naciones Unidas, desplegando operaciones de apoyo en las tareas de limpieza.
Santiago Piñeros, abogado de la Asociación Interamericana de Defensa del Ambiente (AIDA), expresó a RFI su preocupación sobre el incidente: «Es un derrame supremamente grave, si bien todavía es difícil, muy complicado, evaluar la magnitud de los daños. Sin embargo, con base en el uso de sistemas de información geográfica y satelital, fotografías, con base en la información recabada por las autoridades de Trinidad y Tobago, se puede decir que es un derrame de bastante gravedad».