Con la mirada puesta en noviembre, los mercados financieros especulan sobre las consecuencias de un posible retorno de Trump o un mantenimiento del status quo.
A nueve meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el espectro político se convierte en un factor determinante para los movimientos de los inversionistas en los mercados financieros. Con los índices bursátiles alcanzando máximos históricos y una reciente disminución en los rendimientos de los bonos gubernamentales, la comunidad inversora ya está en pleno análisis de cómo prepararse ante los posibles escenarios post-electorales.
¿Ola roja, ola azul o gobierno dividido?
La perspectiva más discutida entre los inversionistas es la de una «ola roja», que implicaría el regreso de Donald J. Trump a la Casa Blanca junto con un barrido republicano en el Congreso. Basándose en la experiencia de 2016, cuando la victoria de Trump junto con el control republicano del Congreso impulsó las expectativas de crecimiento debido a promesas de menores impuestos y una regulación más laxa, se espera un impacto similar en los mercados en caso de repetirse este escenario.
Por otro lado, una «ola azul», que significaría una victoria demócrata completa, aunque considerada menos probable, también tiene sus implicaciones consideradas por los mercados, potencialmente llevando a un aumento en el gasto gubernamental y costos de endeudamiento más altos.
Un gobierno dividido, manteniendo el statu quo actual, probablemente moderaría cualquier respuesta significativa en los mercados debido a la expectativa de un estancamiento legislativo continuo.
Negociando la brecha en las tasas de interés
La estrategia de inversión más debatida en anticipación a las elecciones está ligada a la expectativa de que la Reserva Federal comience a reducir las tasas de interés. La anticipación de una disminución en la inflación y un recorte en la tasa de interés referencial de la Fed sugiere una caída en los rendimientos de los bonos a corto plazo, mientras que las preocupaciones sobre el endeudamiento gubernamental mantendrían altas las tasas a largo plazo.
Una «ola roja» proporcionaría un argumento adicional para apostar por un aumento en la brecha entre las tasas a corto y largo plazo, una estrategia que ya tiene sentido para muchos inversionistas independientemente de las elecciones.
La apuesta por un dólar más fuerte
Otra consideración es la posibilidad de apostar por un dólar estadounidense más fuerte, especialmente si Trump, como ha dicho, impone nuevos aranceles a las importaciones, lo cual tendería a fortalecer el valor del dólar. Sin embargo, las preocupaciones sobre el impacto de las simpatías autoritarias de Trump en la fortaleza percibida del sistema legal de EE.UU., esencial para su estatus como centro financiero global, también juegan un papel en las deliberaciones de los inversionistas.
A medida que se acercan las elecciones, los mercados financieros se mantienen en alerta, sopesando cada posible desenlace y su impacto en la economía global. Las estrategias de inversión se adaptan en tiempo real a un panorama político cada vez más impredecible, destacando la estrecha interconexión entre política y economía en el escenario global actual.
(Con información de The New York Times)