Boeing anuncia salida del responsable del 737 Max y refuerza su equipo directivo tras reciente incidente aéreo.
En respuesta a un reciente incidente de seguridad que involucró a uno de sus aviones 737 Max, Boeing anunció este miércoles cambios significativos en su equipo directivo, incluyendo la salida de Ed Clark, quien había estado al frente de la división de los 737 Max desde 2021.
Este cambio se produce un mes y medio después de que un avión operado por Alaska Airlines experimentara la pérdida parcial de su fuselaje en pleno vuelo, un suceso que llevó a la inmovilización temporal de 171 aviones de este modelo.
Stan Deal, jefe ejecutivo de la unidad de aviones comerciales de Boeing, comunicó a los empleados que Clark, también director general de la planta de Boeing en Renton, Washington, será reemplazado por Katie Ringgold, quien previamente supervisaba las entregas del modelo 737 Max a los clientes. Este cambio marca el fin de la relación de Clark con el programa 737 Max tras 18 años de servicio.
El incidente que precipitó estos cambios, implicó a un Boeing 737 Max 9 de Alaska Airlines, que realizó un aterrizaje de emergencia sin que se reportaran lesiones graves. Sin embargo, los inspectores de seguridad advirtieron sobre el potencial riesgo catastrófico del incidente. La Administración Federal de Aviación de EE. UU. (FAA) reaccionó ordenando la revisión de todos los Boeing 737 Max, los cuales han sido reintegrados progresivamente al servicio.
Boeing también ha anunciado la creación de un nuevo puesto de control de calidad en su unidad de aviones comerciales, que será ocupado por Elizabeth Lund, una veterana ejecutiva de la empresa. Este movimiento refleja el compromiso de Boeing con el fortalecimiento de sus protocolos de seguridad y calidad tras el incidente, así como los desafíos anteriores enfrentados por la compañía debido a dos accidentes fatales en 2018 y 2019 que involucraron al modelo 737 Max.
El informe preliminar de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) sobre el incidente de enero reveló la ausencia de cuatro tornillos en el panel que se desprendió durante el vuelo. Este hallazgo subraya la necesidad de una supervisión más rigurosa, un área en la que la FAA ya se había comprometido a mejorar tras los accidentes mortales previos.