La administración Biden prolonga la visión de Obama sobre Venezuela, subrayando una constante preocupación por la seguridad nacional.
En un movimiento que subraya la continuidad de la política exterior estadounidense hacia Venezuela, el presidente Joe Biden ha anunciado la renovación, por un año más, de la orden ejecutiva inicialmente emitida por Barack Obama en 2015, la cual califica al régimen de Nicolás Maduro como «una amenaza inusual y extraordinaria» para la seguridad de Estados Unidos. Esta decisión marca un hito en las relaciones entre ambos países, manteniendo la presión sobre el gobierno venezolano.
La orden ejecutiva 13692, firmada por Obama, delineaba una serie de preocupaciones graves con respecto a la situación en Venezuela, incluyendo la erosión de las garantías de derechos humanos, la persecución de opositores políticos, restricciones a la libertad de prensa, y el uso de violencia y abusos en respuesta a protestas antigubernamentales, entre otras. El comunicado de prensa emitido por la Casa Blanca reitera que las circunstancias descritas hace ocho años «continúan representando una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos».
La renovación de la orden ejecutiva evidencia una política de firmeza y continuidad en los esfuerzos por promover la restauración de la democracia y el respeto a los derechos humanos en Venezuela.