La respuesta del gobierno chileno al aumento de la violencia transnacional se hace sentir tras el trágico suceso que involucra al Tren de Aragua.
La violencia que traspasa fronteras encontró en Chile un punto crítico con el reciente homicidio del exmilitar y refugiado venezolano Ronald Ojeda Moreno, un caso que ha movilizado al más alto nivel del gobierno. El presidente Gabriel Boric, en una firme declaración a ADN Radio, comprometió todos los recursos del Estado chileno para desmantelar al grupo criminal trasnacional conocido como el Tren de Aragua, responsable de este y otros crímenes en el territorio nacional.
El crimen de Ojeda no solo destaca por su brutalidad, sino por lo que revela sobre la operatividad y alcance de las redes de crimen organizado en Chile. «Es brutal por la forma de ejecución y porque demuestra que hay grupos de crimen organizado que tienen redes operativas que terminan permeando en diferentes sectores», expresó el presidente Boric, resaltando la eficacia de las fuerzas policiales chilenas, quienes en tiempo récord lograron detener a varios implicados y establecer la conexión directa con el Tren de Aragua.
La promesa del presidente no fue leve: una persecución «por cielo, mar y tierra» contra aquellos vinculados al Tren de Aragua en Chile. «Todos los que sean parte del Tren de Aragua en Chile sepan que los vamos a perseguir por cielo, mar y tierra. Y los vamos a encontrar, los vamos a meter presos y vamos a desarticular su organización», sentenció Boric, marcando un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado en el país.