Inflación en Argentina empieza a dar tregua

CAPUTO

En su lucha contra una inflación histórica, el gobierno argentino implementa medidas audaces para estabilizar la economía y aliviar el bolsillo de los ciudadanos.

Febrero trajo un respiro en el agitado escenario económico de Argentina, con una desaceleración de la inflación que, sin embargo, no disipa la sombra de una crisis sin precedentes. Bajo la administración de Javier Milei, Argentina enfrenta una inflación interanual del 276,2%, la más alta desde marzo de 1991, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). A pesar de este panorama, el gobierno ha logrado moderar el crecimiento de los precios, con un aumento del 13,2% en febrero respecto al mes anterior, mostrando un descenso respecto a las cifras alarmantes de diciembre de 2023 y enero de 2024.

La administración de Milei, conocida por su enfoque libertario, ha introducido un conjunto de medidas audaces, incluyendo un ajuste drástico y la liberación de precios ‘reprimidos’. Estas decisiones, aunque controversiales, comenzaron a mostrar sus efectos con una apreciación del peso frente al dólar y una política monetaria restrictiva que frenó la emisión para financiar el Tesoro.

El mantra de Milei, «no hay plata», resonó en los hogares argentinos, donde las restricciones en el consumo se han vuelto una realidad diaria, contribuyendo a la moderación de la inflación. Sin embargo, el impacto en el comercio ha sido notable, con una caída del 25,5% en las ventas de las pymes.

Ante las alzas «desmesuradas» en bienes de consumo masivo, el gobierno tomó la decisión de abrir las importaciones de productos esenciales y suspender ciertos impuestos sobre estas importaciones por 120 días. Esta medida busca ofrecer alivio inmediato a los consumidores y presionar a los productores locales para ajustar sus precios.

El ministro de Economía, Luis Caputo, destacó esta estrategia como un medio para incentivar la competencia y proteger al consumidor. Según Caputo, la apertura de importaciones es un «pequeño empujón» hacia la estabilización de precios, esperando no solo detener las subidas sino también promover reducciones.

En medio de un contexto económico desafiante, con una inflación que el año pasado fue la más alta del mundo, el gobierno de Milei se encuentra en una encrucijada crucial. Las medidas adoptadas reflejan una voluntad de cambio y adaptación, pero también plantean interrogantes sobre su sostenibilidad a largo plazo y el impacto en la economía argentina.

La moderación del pronóstico de inflación para 2024 al 210,4%, según analistas consultados por el Banco Central, ofrece un atisbo de esperanza. Sin embargo, el camino hacia la estabilidad económica y la recuperación del poder adquisitivo de los argentinos aún es incierto. La estrategia del gobierno, que combina disciplina fiscal y apertura al mercado internacional, es un experimento en tiempo real del que dependen millones de argentinos.

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