Las tensiones políticas entre Colombia y Venezuela escalan con un intercambio de palabras sobre democracia, censura y elecciones, reflejando las complejas dinámicas regionales.
En una serie de mensajes que capturaron la atención pública, el presidente de Colombia Gustavo Petro desestimó la idea de una «izquierda cobarde», subrayando en cambio la importancia de «transformar el mundo profundizando la democracia». Citando la «magia de Chávez» como una inspiración para cambiar el mundo a través de la democracia, Petro establece su visión de una revolución contemporánea centrada en los valores democráticos.
Por otro lado, el presidente venezolano Nicolás Maduro lanzó acusaciones de «censura brutal» contra él, mencionando un supuesto complot para atentar contra su vida. Apuntó contra gobiernos de derecha y lo que él denomina la «izquierda cobarde» por no condenar los intentos de golpe contra su gobierno, una declaración que refleja la polarización y el clima de confrontación política en la región.
Diplomacia en tiempos de crisis
La Cancillería colombiana se ha hecho eco de esta polarización, buscando fomentar el diálogo y la estabilidad a través de gestiones diplomáticas en Venezuela. En un comunicado, reiteró su respeto por la soberanía y autonomía del pueblo venezolano, enfatizando la necesidad de un proceso electoral presidencial que sea «libre, justo y competitivo».
Esta postura diplomática no ha estado exenta de críticas. Yván Gil, canciller de Venezuela, calificó estas gestiones como un «acto de grosera injerencia», argumentando que Colombia está cediendo ante presiones extranjeras, específicamente del Departamento de Estado de EE. UU., y afectando las relaciones de respeto entre ambas naciones.