De vuelta en España, el expresidente de la RFEF enfrenta acusaciones graves en un escándalo que sacude los cimientos del fútbol español.
En un giro digno de un thriller político, Luis Rubiales, el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), regresó a España solo para ser recibido por las autoridades y un escándalo de corrupción que amenaza con ensombrecer su legado. La noticia de su arresto, seguido de una liberación condicional, ha sacudido los cimientos del fútbol español, exponiendo una trama de corrupción, blanqueo de capitales y administración desleal.
Rubiales, que tenía previsto regresar el próximo 6 de abril, adelantó su vuelo aterrizando en el aeropuerto de Barajas de Madrid esta mañana, donde fue recibido no por fanáticos o periodistas, sino por agentes de la Guardia Civil. Según testigos, fue llevado en una furgoneta negra, un preludio sombrío de los eventos que se desarrollarían. Sus dispositivos móviles fueron intervenidos, y tras un interrogatorio, fue informado de su imputación en la operación Brody, quedando en libertad a la espera de ser citado por la jueza de Majadahonda.
La magistrada Delia Rodrigo lidera la investigación sobre las presuntas irregularidades en contratos adjudicados durante el mandato de Rubiales en la RFEF. El escándalo central se centra en la desviación de al menos 3,8 millones de euros a la empresa constructora Gruconsay, encargada de gestionar el estadio de La Cartuja en Sevilla. La trama se complica con alegaciones de que parte de estos fondos fueron transferidos a una sociedad controlada por Francisco Javier Martín Alcaide, un cercano amigo y socio de Rubiales, para finalmente beneficiar al exfutbolista.
Este caso no solo pone en jaque la carrera de Rubiales sino que también plantea preguntas sobre la transparencia y la ética en las instituciones deportivas de España. Con el fútbol en el corazón de la cultura española, los desarrollos en este caso serán seguidos de cerca por aficionados y críticos por igual, muchos de los cuales se preguntan cómo afectará esto a la percepción pública del deporte y sus dirigentes.