El primer trimestre del año cierra con una inflación acumulada del 4,1%, marcando un hito en la reciente historia económica de Venezuela.
Venezuela ha entrado en un nuevo capítulo de su historia económica con una inflación acumulada del 4,1% durante el primer trimestre del año, informó el Banco Central de Venezuela (BCV). Esta tasa, con un 1,2% registrado tanto en marzo como en febrero y un 1,7% en enero, simboliza la cifra más baja desde agosto de 2012, cuando la inflación mensual fue de apenas 1,1%.
Este dato supone un alivio para una economía que, entre 2017 y 2021, estuvo sumergida en un ciclo de hiperinflación con picos mensuales de hasta tres dígitos. El episodio más crítico se vivió en enero de 2019, con una inflación mensual del 196,6%, erosionando rápidamente el poder adquisitivo de los venezolanos y devaluando el bolívar, la moneda local.
La respuesta a esta crisis fue una adopción no oficial del dólar estadounidense como mecanismo de defensa frente a la inestabilidad, llegando incluso a fijar el precio de la gasolina en esta moneda extranjera, a 50 centavos el litro.
El sector de la salud lideró el incremento de precios en marzo, con una subida del 1,6%, seguido de cerca por alimentos y bebidas no alcohólicas, vestido y calzado, y “bienes y servicios diversos”, todos ellos con un aumento del 1,3%.
En medio de este escenario, el Gobierno venezolano, liderado por Nicolás Maduro, proyecta un futuro económico más estable, anticipando que el país cerrará 2024 con la tasa de inflación más baja de la última década. Maduro ha mencionado tener un plan estratégico para continuar con la desaceleración del crecimiento de los precios.
Sin embargo, la mejora en los indicadores de inflación no ha mitigado las demandas de sectores como el educativo y el laboral, donde profesores universitarios y trabajadores de diversas áreas presionan por un incremento del salario mínimo. Actualmente, este salario se sitúa en torno a los 3,5 dólares al mes, un monto insuficiente para cubrir las necesidades básicas de la población.