La histórica decisión de la Corte Suprema de Arizona desencadena debates sobre el acceso al aborto y la autonomía corporal.
La Corte Suprema de Arizona ha tomado una decisión histórica al determinar que el estado debe adherirse a una ley de 123 años que prohíbe casi todos los abortos, excepto en casos donde «sea necesario para salvar» la vida de la persona embarazada. Esta prohibición casi total del aborto coloca a Arizona entre los estados más restrictivos del país en cuanto a esta práctica.
En una declaración contundente, la Corte Suprema afirmó: «Los médicos están ahora sobre aviso de que todos los abortos, excepto los necesarios para salvar la vida de una mujer, son ilegales». Esta decisión, que contempla penas de prisión para quienes practiquen abortos después de las 15 semanas de embarazo, ha generado una gran controversia y ha reavivado el debate sobre los derechos reproductivos y la autonomía corporal en Estados Unidos.
La gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, criticó la decisión, calificándola de «extrema» y perjudicial para las mujeres. Por su parte, el presidente Joe Biden expresó su preocupación por la medida, señalando que «no protege a las mujeres ni siquiera cuando su salud está en peligro o en casos trágicos de violación o incesto».
La fiscal general de Arizona, Kris Mayes, anunció que su oficina no aplicará la ley, asegurando que ninguna mujer o médico será procesado bajo esta legislación draconiana mientras ella esté en el cargo.
Sin embargo, los defensores de los derechos reproductivos condenaron la sentencia y prometieron luchar por el derecho al aborto. Organizaciones como Planned Parenthood Arizona expresaron su preocupación por los daños que esta ley causará a las comunidades y su determinación para defender la autonomía corporal de las personas en Arizona.
La decisión de la Corte Suprema de Arizona refleja la intensa batalla sobre el acceso al aborto que se ha librado en varios estados desde que la Corte Suprema de Estados Unidos anuló el fallo de Roe contra Wade en 2022. Con esta medida, se espera que el estado de Arizona se una a una lista cada vez mayor de estados que limitan severamente el acceso al aborto, lo que pone en riesgo la salud y los derechos de las personas gestantes.