La salud de la reina emérita evoluciona favorablemente, pero su agenda oficial sufre modificaciones.
La noche de este martes marcó un inesperado giro en la salud y la agenda de la reina Sofía de España. La monarca emérita fue ingresada en la clínica Ruber de Madrid, aquejada por una infección del tracto urinario. Según el diario El Mundo, su recuperación se está desarrollando de manera “rápida y favorable”, lo cual ha traído un suspiro de alivio a aquellos que siguen de cerca las incidencias de la Familia Real.
La reina, quien a sus 85 años ha demostrado una robustez y vitalidad envidiables, permanecerá bajo observación médica en el referido centro hospitalario. Este incidente de salud llega en un momento particularmente activo para doña Sofía, quien tenía programado un viaje el próximo viernes, 12 de abril, a Huesca. En esta ciudad, tenía el propósito de conocer de primera mano la labor que el Banco de Alimentos realiza, una causa que refleja su compromiso con los sectores más vulnerables de la sociedad. Dicho compromiso, sin embargo, ha sido anulado a raíz de su situación médica actual.
La contrastante condición de salud de doña Sofía, en comparación con su esposo, el Rey Juan Carlos I, quien ha enfrentado múltiples desafíos médicos a lo largo de su vida, destaca aún más en este contexto. A diferencia de Juan Carlos, la reina emérita ha mantenido un perfil de salud relativamente bajo, con pocos incidentes de esta índole registrados públicamente.
Su última aparición pública tuvo lugar el pasado lunes, durante el funeral en memoria de Fernando Gómez-Acebo, marcando su presencia en la esfera pública tras dos semanas de intensa actividad.