El futuro de Julian Assange pende de un hilo mientras la Justicia británica pide a EE.UU. nuevas garantías para considerar su extradición.
La saga legal de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, enfrenta un nuevo capítulo que podría definir su destino. Mientras Assange lucha contra su extradición a Estados Unidos desde una prisión londinense, el Parlamento australiano y figuras internacionales claman por el fin de su persecución. Sin embargo, es la reciente declaración del presidente de EE.UU., Joe Biden, sobre «considerar» la petición australiana, lo que añade una nueva capa de complejidad al caso.
Assange, quien se enfrenta a 175 años de prisión en EE.UU. por la publicación de documentos clasificados sobre actividades militares y diplomáticas, especialmente en Irak y Afganistán, ha sido el centro de una prolongada batalla legal.
Recientemente, la justicia británica ha dado un giro inesperado al pedir a Estados Unidos nuevas garantías sobre el trato que se le daría a Assange en caso de ser extraditado, dejando la puerta abierta a un último recurso en el Reino Unido. Este movimiento legal «sin precedentes» ha sorprendido incluso a Stella Assange, esposa del periodista australiano, quien ve en esta decisión una oportunidad para «terminar con esto».
Stella Assange ha sido vocal en su llamado al presidente Biden para que abandone el caso contra su esposo, argumentando que «es el único paso lógico a seguir a estas alturas». La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Londres de posponer la extradición y ofrecer a EE.UU. la posibilidad de «ofrecer garantías» contra sus argumentos ha sido calificada por Stella como «extraña» y una «farsa» por Kristinn Hrafnsson, actual director de WikiLeaks.
El juicio ha sido criticado por su naturaleza excepcional, que, según los cercanos a Assange, niega flagrantemente sus derechos. La expectativa era que el tribunal londinense «pusiera fin al asunto», sin embargo, con el veredicto reciente, Julian Assange continúa en limbo legal, encarcelado sin una resolución inmediata a la vista.
Mientras Estados Unidos insiste en su reclamo por cargos de espionaje relacionados con las revelaciones de WikiLeaks, que expusieron violaciones a los derechos humanos en las guerras de Irak y Afganistán, el caso de Assange plantea preguntas críticas sobre los límites de la libertad de prensa y el derecho a la información.