Guyana refuerza su flota con patrullero francés ante la mirada atenta de Venezuela

BUQUE

La adquisición de un buque patrullero de alta mar por parte de Guyana despierta tensiones y declaraciones de la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, sobre la paz regional.

En un giro de eventos que recalca la tensión y el juego geopolítico en la región, la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, lanzó acusaciones contra Guyana, Estados Unidos y sus socios occidentales a través de su cuenta de X, catalogándolos como una «amenaza» para la paz regional. La polémica surge a raíz de la reciente adquisición por parte del gobierno de Guyana, liderado por Irfaan Alí, de un buque patrullero de alta mar de la reconocida empresa francesa OCEA, por un monto de 39,5 millones de euros.

«La falsa víctima Guyana compra patrullero oceánico a una empresa francesa. Guyana, junto a EE. UU., sus socios occidentales y su antiguo amo colonial, constituyen una amenaza a la Paz de nuestra región», destacó Rodríguez en su mensaje, evidenciando la percepción venezolana sobre el movimiento estratégico de su vecino.

Desde el punto de vista de Guyana, esta adquisición responde a una necesidad imperante de fortalecer su capacidad de vigilancia y control sobre su zona económica exclusiva. Omar Khan, jefe de brigada del ejército guyanés, indicó que el buque no solo permitirá una supervisión efectiva del área sino que también se empleará en misiones críticas de búsqueda y rescate, enfatizando la importancia de esta inversión para la seguridad marítima del país.

Por su parte, Venezuela mantiene una posición de vigilancia ante los movimientos de Guyana, interpretándolos como un riesgo potencial para su estabilidad. «Venezuela seguirá vigilante a estas acciones de Guyana que constituyen un ‘riesgo’ para la estabilidad del país», afirmó Rodríguez, prometiendo que el gobierno de Nicolás Maduro continuará apelando a la legalidad internacional para resolver el largo conflicto territorial que enfrenta a ambos países.

La situación plantea interrogantes sobre el equilibrio de poder en la región y la influencia de actores externos en las dinámicas internacionales de América del Sur. Con la comunidad internacional como testigo, el desenlace de esta nueva fase en la relación entre Venezuela y Guyana permanece incierto, subrayando la complejidad de los conflictos territoriales en un mundo globalizado.

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