La tensión entre Panamá y Nicaragua se intensifica tras el asilo político concedido a Ricardo Martinelli.
El Gobierno de Panamá ha intensificado su postura contra Nicaragua al llamar a consultas a su embajador, en respuesta a la permisividad de la representación diplomática nicaragüense que ha permitido al expresidente panameño Ricardo Martinelli llevar a cabo «acciones político-partidistas». Este movimiento diplomático surge después de que Martinelli, asilado en la Embajada de Nicaragua en Panamá desde el 7 de febrero, continuara su actividad política a pesar de estar inhabilitado para competir en las próximas elecciones por una condena de blanqueo.
“La República de Panamá se siente verdaderamente afectada en su integridad territorial por la actitud permisiva de la República de Nicaragua que viola flagrantemente y de manera reiterada normas fundamentales del derecho internacional”, se lee en un comunicado de la Cancillería panameña emitido este 22 de abril. Este llamado a consultas refleja un escalonamiento en las tensiones entre ambos países, con Panamá exigiendo a Nicaragua que respete sus obligaciones internacionales.
La situación de Martinelli ha generado un intrincado dilema legal y diplomático, ya que aunque fue sentenciado por delitos comunes, él se autoproclama perseguido político, una afirmación que Nicaragua ha respaldado. Managua ha criticado a Panamá por no reconocer el asilo concedido a Martinelli y por negarle el salvoconducto que le permitiría salir del país.