Espectacular aurora boreal adorna el cielo del Hemisferio Norte
La más intensa tormenta geomagnética desde 2003 ilumina los cielos con auroras boreales en zonas inesperadas, informa la NOAA.
Una espectacular aurora boreal, resultado de una intensa tormenta geomagnética de nivel G5, la más fuerte en casi dos décadas, ha sorprendido a los observadores del cielo en Europa y otras partes del hemisferio norte. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA), este fenómeno, que no se veía con tal magnitud desde 2003, podría continuar afectando el planeta durante todo el fin de semana.
La NOAA ha alertado sobre condiciones geomagnéticas extremas causadas por una inusual actividad solar. Esta tormenta no solo amenaza con perturbar la red eléctrica y los satélites, sino que también brinda la oportunidad de observar auroras boreales en lugares donde normalmente no son visibles. La última vez que una tormenta geomagnética G5 azotó la Tierra fue en 2003, y sus efectos fueron igualmente dramáticos.
«Las tormentas geomagnéticas pueden afectar a la infraestructura en órbita cercana a la Tierra y en la superficie, interrumpiendo potencialmente las comunicaciones, la red de energía eléctrica, la navegación, la radio y las operaciones por satélite», explicó la NOAA. Además, la agencia observó una tormenta de radiación solar moderada que podría incrementar el riesgo de radiación para las personas que viajan en avión y causar problemas adicionales en las operaciones de los satélites.
El espectáculo natural de las auroras boreales es causado por la interacción entre las partículas solares y el campo magnético terrestre. «El campo magnético de la Tierra guía a los electrones de tal manera que la aurora forma dos óvalos aproximadamente centrados en los polos magnéticos», detalla la NOAA. Este fenómeno proporciona no solo un impresionante espectáculo visual sino también un recordatorio de la dinámica interacción entre nuestro planeta y el sol.
A medida que la tormenta continúa, las autoridades y los científicos vigilan de cerca su evolución, esperando minimizar los impactos en la tecnología y aprovechar la oportunidad para estudiar este poderoso fenómeno natural. Para los afortunados observadores bajo cielos despejados, esta puede ser una oportunidad única para presenciar uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza en lugares inusuales, lejos de los fríos extremos del Ártico donde comúnmente se ven las auroras.