El gobierno de Lula da Silva monitorea los resultados y plantea opciones diplomáticas para mantener la estabilidad regional.
El próximo domingo, cuando cierren las urnas en Venezuela, todos los ojos estarán puestos en los primeros pasos tras el anuncio de los resultados. Según una nota revelada por el diario O Globo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y sus principales asesores estarán atentos para gestionar cualquier desenlace. Ya sea que Nicolás Maduro sea reelegido o que Edmundo González, el candidato opositor, inaugure una nueva era en el poder, Brasil tiene un plan listo.
El escenario ideal para Brasil, según la nota, es que el perdedor acepte la derrota y, de inmediato, Itamaraty publique una nota felicitando al ganador. Sin embargo, si Maduro pierde y se cumple su predicción de un «baño de sangre», el gobierno brasileño tiene varias opciones sobre la mesa.
«El menú del Palacio do Planalto comenzaría con una llamada telefónica de Lula a Maduro, advirtiendo que la situación en Venezuela empeorará aún más, con el endurecimiento de las sanciones económicas por parte de Estados Unidos y otros países», señala la nota de O Globo. Además, Brasil coordinaría con otros países de la región y la comunidad internacional para exigir que prevalezca la democracia en Venezuela.
En caso de retrasos en el reconocimiento de los resultados, ya sea por parte de Maduro o de la oposición, el gobierno brasileño actuará con cautela para no dar un paso en falso. Esta semana, Lula anunció que enviará a Caracas a su asesor para asuntos internacionales, Celso Amorim, como medida preventiva.
En un análisis previo, interlocutores del Palacio do Planalto y de Itamaraty consideran «retórica» las amenazas de Maduro. Sin embargo, creen que, si el chavista pierde, será crucial convencerlo de que acepte una transición pacífica por el bien del país. La relación entre el gobierno de Lula y Maduro ha sido tensa en los días previos a las elecciones venezolanas.
El martes pasado, el gobierno brasileño recibió noticias mixtas de Caracas. En un discurso, Maduro afirmó que respetará los resultados de las elecciones, pero también recomendó a Lula un té de manzanilla en respuesta a la preocupación del presidente brasileño sobre la posibilidad de un «baño de sangre» si Maduro perdía. Además, Maduro cuestionó la transparencia de las elecciones en Brasil, una afirmación que fue rápidamente refutada por las instituciones brasileñas.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil desmintió estas afirmaciones, asegurando que el sistema es auditable, mientras que Itamaraty y el Palacio do Planalto prefirieron mantener el silencio para evitar problemas antes de las elecciones en Venezuela. La alineación de las declaraciones de Maduro con las posturas del expresidente Jair Bolsonaro sobre la confiabilidad de las máquinas de votación electrónica en Brasil causó malestar en Brasilia.