En respuesta a la expulsión de diplomáticos venezolanos, Chile flexibiliza medidas para facilitar la salida de migrantes.
El gobierno chileno anunció este miércoles que los ciudadanos venezolanos con pasaportes vencidos podrán salir del país, tras el abrupto cierre de la Embajada de Venezuela en Chile ordenado por el régimen de Nicolás Maduro. Esta medida humanitaria llega en un momento de tensión diplomática y busca aliviar la situación de miles de migrantes.
«Hemos autorizado la posibilidad de salir del país con el pasaporte vencido o el documento de viaje vencido, independientemente de la situación migratoria en que se encuentre la persona,» declaró Luis Eduardo Thayer, director del Servicio Nacional de Migraciones. Esta decisión se da en un contexto donde la administración de Maduro exigió a siete países latinoamericanos, incluyendo Chile, retirar de inmediato a sus delegaciones diplomáticas en respuesta a lo que calificó como «injerencias» sobre las recientes elecciones presidenciales venezolanas.
El presidente chileno, Gabriel Boric, no se quedó callado ante la medida de Maduro y calificó la expulsión del personal diplomático como una muestra de «intolerancia impropia de las democracias», subrayando el abandono en que esto deja a los más de 700.000 venezolanos residentes en Chile.
Desde el lunes, centenares de venezolanos se han acercado al edificio diplomático en el barrio de Providencia de Santiago, buscando información sobre sus trámites migratorios. Sin embargo, la embajada permanece vacía y el personal diplomático ya se ha retirado del país, según confirmó el gobierno chileno.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, también expresó su preocupación sobre una posible nueva ola de migrantes venezolanos en los próximos meses: «Tenemos que prepararnos», advirtió, subrayando la necesidad de medidas preventivas ante un posible aumento en el flujo migratorio.
Gabriel Boric fue uno de los primeros líderes internacionales en exigir transparencia en el conteo de votos de las elecciones venezolanas, cuestionando los resultados que dieron la victoria a Nicolás Maduro con el 51,2% de los votos, frente al 44,2% del exdiplomático Edmundo González Urrutia. La falta de claridad en el conteo y la no publicación de todas las actas han generado una ola de críticas y demandas de transparencia tanto dentro como fuera de Venezuela.
El Centro Carter, observador del proceso electoral, expresó que las elecciones no cumplieron con los estándares internacionales de integridad electoral, calificándolas como no democráticas. Esta postura fue respaldada por otros líderes regionales como Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Gustavo Petro de Colombia.