El exaliado de Hugo Chávez y exalcalde de Caracas, Juan Barreto, reflexiona sobre su ruptura con el oficialismo y el futuro político de Venezuela en entrevista con EL PAÍS.
En una entrevista con EL PAÍS, Juan Barreto, periodista y sociólogo, compartió su profundo desencanto con el gobierno de Nicolás Maduro, una relación que se fue deteriorando progresivamente hasta culminar en una ruptura definitiva en 2016. “Fue como en los divorcios. No es una sola cosa la que hace que se acabe una relación y se pase de la ilusión a la desilusión”, reflexionó Barreto, exalcalde metropolitano de Caracas.
En 2017, el partido REDES, fundado por Barreto, se convirtió en un movimiento político. En las recientes elecciones del 28 de julio, decidió apoyar la candidatura de Enrique Márquez, exrector del Consejo Nacional Electoral (CNE) y representante de Centrados en la Gente. Ante las denuncias de fraude electoral, Barreto se une a los llamados para revisar los resultados y critica la falta de transparencia del CNE, que no ha presentado pruebas del escrutinio alegando un hackeo.
El conocimiento íntimo que Barreto tiene del régimen actual le permite afirmar, en su entrevista con EL PAÍS, que Maduro está “replegado sobre sí mismo, cerrado, y por eso la situación es muy delicada”. La gota que derramó el vaso para Barreto fue en 2016, cuando organizó una marcha de trabajadores petroleros y entregaron al presidente denuncias documentadas de corrupción en la industria. Estas denuncias fueron ignoradas y, en consecuencia, muchos de los denunciantes fueron perseguidos, despedidos o incluso encarcelados. No podía apoyar esa situación y decidió denunciar los actos de corrupción y las violaciones de derechos humanos.
Otro punto de quiebre fue el Arco Minero del Orinoco, donde el gobierno creó una zona donde no se cumple la Constitución y se cometen graves irregularidades ecológicas. Decidió separarse definitivamente y continuar su camino con Centrados en la Gente. Actualmente, Barreto señala que hay amenazas e intimidación contra el chavismo disidente, aunque no detenciones. En los barrios, el presidente ha instado a los ciudadanos a delatarse entre sí, lo cual considera peligroso e ilegal.
En cuanto a la represión en sectores populares que rechazan los resultados del CNE, Barreto menciona que tiene información general y que las denuncias son preocupantes. Insiste en que deben ser investigadas por organismos nacionales e internacionales de derechos humanos. Los jóvenes asesinados en protestas deben ser resarcidos y la protesta no debe ser criminalizada. La paz se construye con la publicación de los resultados.
Barreto opina que Maduro está atrincherado, buscando mantenerse en el poder a toda costa. Está creando condiciones para negociar desde una posición de fuerza, aunque por ahora no lo ha logrado. Cree que todo se resolverá por la vía de la negociación y que la sociedad no debe caer en provocaciones; la protesta debe ser pacífica y democrática. Además, subraya que Maduro tiene una recompensa sobre su cabeza, una orden de captura internacional y una investigación en la Corte Penal Internacional, lo que hace que se atrinchere aún más.
Negociar con Maduro no será fácil. Los presidentes Gustavo Petro, Luiz Inácio Lula da Silva y otros líderes internacionales deben generar confianza y garantías. La comunidad internacional, especialmente Estados Unidos, ha sido muy tosca con las sanciones personales, acorralando a Maduro, lo cual complica la situación.
Para Barreto, pensar en un quiebre dentro del gobierno de Maduro es una fantasía. Aunque hay contradicciones, no son suficientes para una ruptura. La estrategia de encomendar una auditoría al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) solo ralentiza el proceso, judicializando un asunto que debe resolverse políticamente. El hackeo, del que no se han presentado pruebas, se está utilizando como un pretexto para una cacería de brujas. Barreto considera que el conteo manual de los votos debería ser la última instancia, aunque no entiende por qué no se ha realizado.
Si Edmundo González es reconocido como presidente de Venezuela, Barreto apoyará la proclamación y el reconocimiento, pero no necesariamente sus políticas, pues prefiere esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos antes de tomar una postura definitiva.