El presidente mexicano defiende su enfoque prudente en la crisis venezolana y critica la “cargada” internacional que respalda al opositor Edmundo González Urrutia.
En medio de la turbulencia política en Venezuela, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha defendido con firmeza su postura sobre la crisis poselectoral, afirmando que su enfoque ha sido crucial para evitar que la situación en el país sudamericano se torne aún más violenta. Durante su conferencia de prensa matutina de este miércoles, AMLO subrayó que su actitud prudente y alineada con la de otros líderes latinoamericanos como Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Gustavo Petro de Colombia, ha contribuido a contener el desbordamiento de la violencia en Venezuela.
“Afortunadamente, no se ha llegado a niveles de desbordamiento”, señaló López Obrador, quien se anticipó a las críticas de sus opositores, afirmando que su postura no minimiza la violencia, sino que reconoce la complejidad de los intereses en juego. “Mis opositores pueden argumentar que estoy minimizando la violencia, pero no es así. Simplemente creo que con tantos intereses en juego, la situación podría ser mucho más grave”, expresó con claridad.
Sin embargo, su discurso no solo se centró en defender su posición, sino también en criticar lo que describió como una “cargada” internacional, señalando el reagrupamiento de la derecha en torno a Venezuela, especialmente tras el reconocimiento de la victoria del opositor Edmundo González Urrutia por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken.
López Obrador fue claro en que México no se apresurará a reconocer a ningún candidato como vencedor en Venezuela, insistiendo en que los organismos electorales deben ser los que tomen la decisión final. “Todo parecía ir bien durante el día de las elecciones, pero en la noche comenzaron a surgir problemas y no se presentaron resultados concretos”, comentó, destacando la incertidumbre que rodea los comicios.
El mandatario también reiteró su convicción de que la situación en Venezuela es un asunto que debe ser resuelto por los propios venezolanos, subrayando que la postura de su gobierno está centrada en buscar una solución pacífica y en actuar con prudencia, evitando cualquier inclinación que pudiera ser vista como una interferencia externa.