En un movimiento que refleja la incertidumbre económica global, el oro continúa su ascenso, impulsado por la posibilidad de un recorte en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
El oro, ese viejo refugio de valor en tiempos de incertidumbre, sigue desafiando la gravedad y rompe nuevos récords. Este lunes al mediodía, la onza alcanzó un impresionante pico de $2.542,90, un reflejo del nerviosismo que recorre los mercados ante la posibilidad de un recorte en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. Aunque el precio retrocedió brevemente a los $2.525, el metal precioso no tardó en retomar su impulso, superando los $2.543 según los datos de Google.
Este ascenso no es un fenómeno aislado. Desde el viernes 16 de agosto, el oro ha estado en una trayectoria alcista, rompiendo su récord anterior de julio con una subida del 1,8%. Pero, ¿qué hay detrás de esta escalada?
La respuesta está en las expectativas que giran en torno a la Reserva Federal. Los inversores se encuentran en vilo, especulando sobre un posible recorte de tasas en septiembre. Jerome Powell, presidente de la FED, alimentó estas expectativas al señalar que, aunque aún no se ha tomado una decisión, la economía estadounidense podría estar acercándose al punto en el que sería «apropiado reducir» los tipos de interés.
Un recorte en las tasas de interés suele ser música para los oídos de quienes invierten en oro. Este metal, que no paga intereses, se vuelve más atractivo en un entorno de tasas más bajas, lo que explica en parte su reciente auge. Según RPP, la simple lógica es que, cuando los retornos de otros activos disminuyen, el oro brilla más intensamente en la cartera de los inversores.
El 2024 ha sido un año dorado para este metal, que ha visto un aumento en su valor de aproximadamente un 20%. Este optimismo no solo se debe a la posible flexibilización monetaria, sino también a las grandes compras de oro por parte de bancos centrales de todo el mundo, que buscan protegerse contra las turbulencias económicas globales.
En un mundo donde la incertidumbre parece ser la única constante, el oro sigue demostrando que es un refugio seguro. Con cada nuevo pico que alcanza, no solo desafía las leyes de la gravedad financiera, sino que también refuerza su estatus como el metal que brilla más en tiempos de sombras.