Washington exige respeto a la voluntad del pueblo venezolano mientras Caracas los acusa de “conspiración”

NICHOLS

El subsecretario de Estado de EE.UU., Brian Nichols, pide la publicación de las actas electorales del 28 de julio, mientras el canciller venezolano Yván Gil lo acusa de operar como un «sicario» del lobby estadounidense.

Tres semanas después de las controvertidas elecciones presidenciales en Venezuela, la tensión entre Washington y Caracas ha alcanzado un nuevo pico. El subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian Nichols, utilizó su cuenta de X para exigir que la «voluntad del pueblo venezolano sea respetada», en referencia a la demora en la publicación de las actas originales del 28 de julio. «Más de 3 semanas después de la elección, Nicolás Maduro y sus representantes aún se niegan a publicar las actas originales», escribió Nichols, insinuando un posible encubrimiento de los resultados reales.

Además, Nichols lanzó una advertencia directa: Washington «hará responsables a quienes faciliten el fraude electoral y la represión» en Venezuela, subrayando la preocupación de Estados Unidos por la falta de transparencia en el proceso electoral.

La respuesta desde Caracas no se hizo esperar. El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yván Gil, arremetió contra Nichols en su cuenta de Telegram, acusándolo de operar como un «sicario del lobby mayamero». Gil afirmó que la supuesta «conspiración» del subsecretario estadounidense «volvió a fracasar», pero lo acusó de continuar «facturando» cada publicación que realiza sobre Venezuela.

«La conspiración de Nichols contra Venezuela volvió a fracasar. Sin embargo, él sigue facturando cada post en la Bolsa de los Derrotados, cual sicario del lobby mayamero», declaró Gil. El canciller fue más allá, sugiriendo que la conducta de Nichols debería ser investigada en Venezuela, y planteó dudas sobre los recursos que financian lo que él describe como un plan «conspirativo» contra el país. «¿Cuánto pagan por cada mensaje?, ¿Quién paga? y lo más oscuro: ¿De dónde provienen esos dólares?», cuestionó Gil.

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