El politólogo analiza la reciente elección presidencial y critica la visión simplista que reduce la dinámica política a un «juego suma cero».
En un análisis agudo y reflexivo, el politólogo venezolano Guillermo Tell Aveledo abordó este jueves la narrativa que ha emergido tras las recientes elecciones presidenciales en Venezuela, desmantelando la idea de que el conflicto político en el país puede ser reducido a un «juego suma cero». A través de su cuenta en X, Aveledo ofreció una perspectiva que desafía las simplificaciones habituales sobre el escenario electoral y la crisis política en Venezuela.
«En estos días, comentaristas políticos han mencionado que el problema venezolano es que los actores políticos fundamentales actúan en un juego ‘suma cero’, y que no hacerlo ha impedido el reconocimiento al adversario en la reciente elección», comenzó Aveledo, antes de desglosar su argumento. Para él, aunque una elección presidencial podría verse como un juego suma cero—donde solo hay un ganador—es un error reducir todo el conflicto político a este marco.
Aveledo subraya que la elección presidencial en sí misma no estaba concebida como un juego suma cero, aunque este enfoque ha sido promovido desde el Estado. «Un juego suma cero es aquel en el que las ganancias de un jugador se equilibran con las pérdidas de otro… Pero reducir el conflicto político solo a ese resultado omite otros hechos,» señaló, haciendo hincapié en que el poder en Venezuela no se limita al Ejecutivo, y que otros poderes públicos seguirían bajo el control del PSUV independientemente del resultado presidencial.
El politólogo también destacó el lapso entre la elección y la juramentación como un espacio donde la dinámica política podría haber permitido ajustes o acuerdos, alejando así el escenario de un conflicto absoluto. Además, mencionó que, teóricamente, no es imposible para partidos opuestos compartir posiciones en el gabinete, recordando que incluso Hugo Chávez en 1999 incluyó a figuras de distintos sectores en su equipo.
Aveledo critica lo que considera una deslegitimación de la oposición, arraigada en una concepción histórico-política promovida desde la ideología oficial. «En ocasiones se impone un juicio que tiene su fundamento en una deslegitimización de raíz de toda la oposición,» observó, subrayando que esta narrativa ha sido usada para desacreditar cualquier intento de cambio político.
Finalmente, Aveledo advierte que el conflicto se ha polarizado hacia una toma de posición entre «anti-autoritarismo» y «pro-autoritarismo», una situación que, según él, podría haberse evitado si el statu quo hubiera optado por una ruta distinta.