Viejas rencillas, acusaciones y falta de transparencia ponen a Primero Justicia al borde de una fractura irreversible tras 25 años de existencia, revela Efecto Cocuyo en su análisis.
Según un informe de Efecto Cocuyo, a 25 años de su fundación, Primero Justicia (PJ) atraviesa la crisis más profunda de su historia. Lo que alguna vez fue un partido que prometía ser un pilar del cambio en Venezuela, hoy se encuentra sumido en un caos de desconfianza, acusaciones cruzadas y rencillas internas que no se han resuelto. Según este medio, los dirigentes históricos, como Henrique Capriles y Julio Borges, se enfrentan públicamente, poniendo en riesgo la cohesión del partido que una vez fue la principal fuerza de oposición en el país.
El informe de Efecto Cocuyo subraya que la crisis, que venía gestándose durante años, estalló el pasado 19 de septiembre, cuando Capriles presentó su renuncia a la junta directiva. La decisión, que fue comunicada a través de una carta leída en una reunión de ocho horas, dejó ver la profunda división dentro del partido. Mientras 22 miembros votaron a favor de crear una comisión para dialogar con Capriles, 7 aceptaron su renuncia como «irrevocable», entre ellos figuras clave como Borges, Juan Pablo Guanipa y Paola Bautista.
El politólogo Piero Trepiccione, consultado por Efecto Cocuyo, señaló que esta crisis en PJ refleja la problemática estructural que atraviesan muchos partidos políticos en Venezuela. «La falta de transparencia y la jerarquización interna han debilitado la imagen pública de PJ», explicó Trepiccione, quien advirtió que la situación podría desembocar en una división seria dentro del partido.
El análisis de Efecto Cocuyo también destaca que la división no es solo política, sino también financiera. Capriles ha acusado públicamente a Borges de no rendir cuentas sobre los fondos del partido y de usar las redes de PJ para fines personales, como la promoción de sus libros. Además, las tensiones han aumentado con las acusaciones de corrupción contra otros dirigentes, como Juan Carlos Caldera, lo que ha intensificado el ambiente de desconfianza.
Por su parte, Borges afirmó en su defensa, según recoge Efecto Cocuyo, que esta crisis en PJ es parte de un debate mayor que atraviesa toda la sociedad venezolana: aquellos que quieren «pasar la página» del 28 de julio y los que insisten en hacer valer los resultados electorales de ese día.
Mientras tanto, señala el informe de Efecto Cocuyo, PJ sigue enfrentando desafíos logísticos y políticos. El control de sus símbolos y tarjeta electoral está en manos del diputado José Brito, y aunque Capriles estaría negociando la recuperación de estos, la división interna parece inevitable.
Este artículo fue generado con la asistencia de inteligencia artificial.