Mendoza es el segundo piloto venezolano de tiempo completo en las Grandes Ligas, después de Oswaldo Guillén.
Como la mayoría de los Mets de Nueva York esta temporada, Carlos Mendoza tuvo un comienzo terrible.
Durante sus primeros ocho días como manager de las Grandes Ligas, el equipo vio pospuestos tres juegos por la lluvia y comenzó con una foja de 0-5.
Todo en casa.
Inmediatamente, sus decisiones fueron analizadas con lupa y surgieron preguntas.
“Nada ha sido fácil para nosotros”, dijo Mendoza. “Nada en absoluto”.
Desde luego, su contratación en noviembre fue elogiada por expertos de la industria del béisbol, familiarizados con el venezolano y sus antecedentes. Y sí, Mendoza rápidamente impresionó en persona.
Se mostró inteligente, confiado y preparado desde el comienzo de la pretemporada.
Pero esto era Nueva York, el centro de la atención. Y éstos eran los turbulentos Mets, que venían de una debacle con foja de 75-87 en 2023 bajo el mando de Buck Showalter, cuatro veces nombrado el manager del año, a pesar de tener entonces la nómina más grande en la historia de las Grandes Ligas.
Parecía que lo último que realmente necesitaban era tener al mando a un novato que nunca había dirigido por encima de la Clase A en las menores.
Seis meses después, es difícil creer que alguna vez hubo alguna duda. El toque mágico de Mendoza con su equipo renacido ha llevado a los sorprendentes Mets hasta la Serie de Campeonato de la Liga Nacional por primera vez en nueve años.
“Ha estado fantástico”, dijo el primera base Pete Alonso. “Ha seguido mostrando confianza. Continuó presentando la mejor alineación y presionando los botones correctos con los abridores y bullpens. En el flujo y reflujo del juego, hace un muy buen trabajo reconociendo situaciones. Ha sido asombroso. Ha hecho un gran trabajo hasta ahora”.
A continuación, Nueva York se enfrentará a los Dodgers de Los Ángeles en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, al mejor en un máximo de siete duelos a partir del domingo en la Costa Oeste.
“Hemos pasado por muchas cosas. Y esto no es todo”, dijo Mendoza. “Tenemos que seguir remontando la ola. Tenemos que seguir creyendo”.
“Mendy”, como lo llaman tanto peloteros como oponentes, llegó a los Mets con una excelente reputación y con experiencia de manager en la Liga de Invierno de Venezuela y la Liga de Otoño de Arizona para prospectos de elite de ligas menores. Había pasado los 15 años anteriores en la organización de los Yankees de Nueva York –los últimos cuatro como entrenador de banca del piloto Aaron Boone.
Y aunque a primera vista eso no ganó el cariño de los más fervientes fanáticos de los Mets, Mendoza, de 44 años, dijo que su paso por la ciudad fue fundamental para tener éxito tan rápidamente en su trabajo actual a pesar de un inicio de 22-33.
“Creo que lo más importante que aprendí fue saber cómo afrontar esos tiempos difíciles, especialmente en un mercado como éste, cuando va a haber mucho ruido y hay que proteger su casa”. explicó. “Eso es lo que hace de esta ciudad una ciudad tan especial. Tienes que aceptarlo. Hay que disfrutarlo”.
No han faltado desafíos que David Stearns, presidente de operaciones deportivas y quien está en su primer año, contrató a Mendoza como el 25to manager en la historia de los Mets.
Kodai Senga, contemplado como el abridor principal del equipo, lanzó sólo cinco entradas y un tercio durante la temporada regular debido a lesiones de hombro y pantorrilla. El bullpen quedó diezmado durante períodos significativos, y el boricua Edwin Díaz, cerrador estelar, tuvo un colapso en mayo antes de lesionarse y luego ser suspendido por usar sustancias pegajosas indebidas.
Las lesiones del receptor venezolano Francisco Álvarez, el jardinero derecho dominicano Starling Marte y el campocorto boricua Francisco Lindor comprometieron la alineación en distintos momentos.
Mientras tanto, Mendoza mantuvo mano firme, conservó el rumbo y nunca vaciló. Quienes lo conocían ya no se sorprendieron.
“Me enseñó mucho”, dijo el manager de los Filis de Filadelfia, Rob Thomson, quien entrenó con Mendoza en la organización de los Yankees.
“Nos conocimos y pudimos hablar de ciertas situaciones. Le tengo mucho respeto porque entiende el juego. Sabe cómo gestionar. Sabe cómo comunicarse no sólo con los veteranos sino también con los más jóvenes. Es un buen hombre”.
El movimiento importante más obvio que hizo Mendoza se produjo en mayo, cuando devolvió a Lindor al puesto de primer bate, donde prosperó en Cleveland de 2015 al 20. El bateador ambidiestro montó pronto una buena racha y se convirtió en un legítimo candidato al Jugador Más Valioso.
Pero eso no fue todo. Mendoza hizo que los peloteros asumieran su responsabilidad sin avergonzarlos públicamente. A veces seguía las reglas y sacaba un lanzador cuando se esperaba. Otras veces confiaba en sus instintos y se quedaba con un abridor o relevista en un potencial aprieto.
Después, explicó su razonamiento con una respuesta honesta.
“Se comunica bien con los peloteros”, dijo el viernes el jardinero de los Mets, Brandon Nimmo. “Carlos es extremadamente talentoso en su experiencia de estar alrededor de equipos y cómo lograr que tiren del mismo lado de la cuerda. Es capaz de levantar a los chicos y también desafiar a las personas al mismo tiempo”.
Nada de eso ha cambiado tampoco en octubre.
Mendoza es el tercer manager en los últimos 10 años en arribar a una Serie de Campeonato en su primera temporada.
“Lo estoy pasando muy bien”, dijo esta semana. “Mientras estés preparado, te sentirás bien al hacerlo”.
Asimismo, Mendoza es el segundo piloto venezolano de tiempo completo en las Grandes Ligas, después de Ozzie Guillén. Dijo que al final de su carrera como pelotero de ligas menores ya era “prácticamente un coach”.
“Sólo observaba y hacía preguntas. Siento que me estuve preparando para este puesto durante mucho tiempo”, dijo. “Sabía que estaba listo”.
Con información de lasmayores.com