La etapa del diálogo, según el dirigente opositor hoy en el exilio Antonio Ledezma, se agotó y la única opción viable en este momento para Venezuela es negociar la salida de Nicolás Maduro.
Ha quedado claro que Maduro se ha burlado del país y del mundo con su farsa de diálogo. El error no ha estado en la participación sino en la forma en que se hiciera, permitiendo que se truncaran legítimas y democráticas aspiraciones, entre ellas, la de realizar el referéndum revocatorio, la libertad de los presos políticos, la apertura de un canal humanitario, el derecho a la protesta, procesos electorales transparentes, con observación internacional y nuevo CNE, entre otras. Lo que se ha llevado a cabo en medio de los anteriores y fracasados encuentros ha sido vergonzoso. Ha sido una mezcla de irresponsabilidad, impericia, traiciones y todo lo que en este caso se pueda conjeturar.
Sus resultados favorecieron al gobierno. Fue imperdonable. No hay indicativos de que esta nueva reunión en República Dominicana será diferente. Siempre hemos creído en un diálogo, pero en un diálogo franco, honesto y sincero en el cual prevalezca la buena voluntad de ambas partes para buscar fórmulas de solución viables que resuelvan pacíficamente los problemas presentados. Antonio, al plantear la situación de estas parodias, durante su intervención en una reunión del Consejo de la Internacional Socialista (IS), celebrada en Barcelona, España, la pasada semana, y ante más de 200 líderes socialistas del mundo, fue claro y preciso al señalar que la etapa del diálogo se agotó y lo que necesitamos es negociar la salida de Maduro.
Insistió en la necesidad de fortalecer la alternativa democrática venezolana con valores irrenunciables y con compromisos que dejen a un lado los intereses personalistas. “Los venezolanos nos mantenemos vivos por la esperanza, la fe y el valor, conscientes de que para estos tiempos indecentes necesitamos gente decente, porque las tiranías se sostienen no por las virtudes sino por los defectos y los errores de quienes están llamados a combatirla. Estamos conscientes de que la Unidad es una necesidad, pero una Unidad con ética y con dirigentes dispuestos a sacrificar sus proyectos personalistas para abrirle camino a un proyecto donde privilegiemos un mejor destino para Venezuela».
Una vez más Antonio se pronunció por la liberación de los presos políticos y solicitó que desde la Internacional Socialista se apoye un proceso de negociación, porque ya la etapa del diálogo se agotó, que se establezcan los mecanismos de la salida de Maduro, la instauración de un gobierno de transición y elecciones libres y transparentes.
Insistió en la importancia de diferenciar el modelo del socialismo y los ideales planteados por esta organización internacional y su implantación en el modelo venezolano, poniendo de relieve que el socialismo en Venezuela es una afrenta para esta Internacional, que históricamente ha proclamado una ideología hoy ultrajada por impostores. La igualdad de oportunidades del socialismo madurista es que todos seamos pobres. Eso no es socialismo. Es una narcotiranía que se burla del pueblo. Hay quienes dicen que lo que sostiene a este régimen es la oposición con sus desaciertos, porque la falta de una estrategia coherente da pie a que se termine dándole “respiración boca a boca” a un gobierno rechazado por el 95 % de los ciudadanos.