MIAMI.- El 19 de abril de 2018 habrá un cambio de rumbo en Latinoamérica. Ese día, si es que se respetan los plazos, un hermano Castro dejará de estar al frente de Cuba. Lo más probable es que sea sucedido, a dedo, puesto que en la isla no hay democracia, por el vicepresidente Miguel Díaz Canel. Sin embargo, no se descarta que un Castro siga mandando en La Habana, como desde hace casi 60 años, porque también suena como sucesor Alejandro Castro Espín, el hijo del actual dictador.
La dictadura en Cuba es una realidad a la cual el mundo se ha resignado, bien sea por convicciones ideológicas, por negocios o por pura resignación. En la isla impera un sistema que parece inconmovible pero que tendrá su gran prueba de fuego cuando un Castro ya no esté en el poder emanando el carisma con el cual envolvieron a medio mundo ni tampoco haya un mecenas extranjero al haberse agotado la botija venezolana.
Poco se conoce fuera de la isla caribeña sobre los grupos que se oponen al régimen de Castro. El dictador domina totalmente el espectro político. Sin embargo, en la época de las redes sociales y la globalización a través de las comunicaciones, no es tan fácil aislarse. El mundo empezó a conocer las voces disidentes en la isla cuando Yoani Sánchez puso al aire su blog y ahora hay un fenómeno político que se ha dado a la tarea de denunciar mundialmente los atropellos de la dictadura. Se trata de Rosa María Payá, joven de 29 años que tomó el relevo de su padre cuando este misteriosamente perdió la vida en el 2012. Aunque la versión oficial es que fue un accidente de tránsito común y corriente, hay casi unanimidad en que fue asesinado por las fuerzas represivas del régimen que adversaba.
Rosa María se puso al frente de la plataforma ciudadana Cuba Decide, cuyo norte es conseguir un plebiscito para que el pueblo se pronuncie en cuanto a un cambio de sistema en la isla. La dirigente defiende que esta es la única forma para que la democracia entre en territorio cubano puesto que la actual Constitución establece que el sistema es inconmovible, un sistema en el cual el único partido que puede existir es el de los comunistas. Conversa con nosotros, en exclusiva para Zeta, sobre toda la actualidad cubana.
Francisco Poleo (FP): Es un año decisivo para Cuba, un año histórico. ¿Qué espera del 2018?
Rosa María Payá (RMP): Que ese proceso de sucesión dinástica que el régimen espera imponerle a los cubanos y a la comunidad internacional no sea posible. Lo que ocurrirá en febrero no es aislado (al momento de la entrevista no habían aplazado la sucesión a abril). Ha sido preparado por la cúpula del castrismo desde hace años con una política de enviar señales a la comunidad internacional, de flexibilizar algunos aspectos, por ejemplo, de la ley migratoria. De permitir mayor entrada o llegada desde Estados Unidos (EE.UU) de inversionistas y hasta de artistas pero sin realmente abrirse a los cubanos, sin que haya ningún cambio trascendental para la ciudadanía cubana sin que haya acceso para los Derechos Humanos (DD.HH).
Todo este proceso de limpieza de imagen para el régimen cubano que mi papá bautizó como cambio fraude iba encaminado a realizar esta sucesión fraude sin mayores complicaciones y con la venia de la comunidad internacional. Nosotros hemos estado trabajando muy duro en los últimos tiempos para lograr un proceso electoral legítimo, plural, que es la única vía para lograr un gobierno cubano que esté validado internacionalmente.
FP: Pero Raúl Castro, nos guste o no, está validado internacionalmente.
RMP: Sí, Raúl Castro jamás fue elegido por los cubanos, pero es reconocido internacionalmente. Lo que sí está es en una situación vulnerable, en la que ya Venezuela no significa el esponsor seguro de tantos años, en la que cambió la administración de EE.UU y, al margen de las medidas que se han tomado y las opiniones al respecto, eso (la llegada de Donald Trump) no fue una buena noticia para el gobierno cubano. También hay un cambio en la opinión pública internacional, sobre todo a nivel de sociedad civil en América Latina. La oposición y el pueblo venezolano han sido muy eficientes en demostrarle al mundo los horrores del castrismo, del chavismo. La conexión entre el régimen cubano y la represión en Venezuela es muy clara. Eso ha marcado un cambio en la opinión pública en cuanto al régimen de Castro, que ha sido tan opresivo en Venezuela como lo es en Cuba, con la diferencia de que en la isla no hay prensa libre ni libertad de asociación. Los cubanos hemos estado muy limitados en nuestras posibilidades de explicar a la comunidad internacional la realidad de la isla.
FP: Pero para lograr un plebiscito en un país que lleva sesenta años en una dictadura que luce inconmovible, hace falta unidad. ¿Hay unidad en la oposición cubana?
RMP: Bueno, eh…la unidad, eh, no es, no debe ser una condición para la libertad de los pueblos, sobre todo cuando hablamos de una unidad muy particular que es la unidad de algunas de las organizaciones de la oposición o algunas figuras opositoras o de todos…eh, ni tan siquiera esa unidad puede ser una condición para la libertad del pueblo cubano como no lo debería ser para la libertad del pueblo venezolano. Los venezolanos y los cubanos deben ser libres al margen de las oposiciones que tengan, al margen de los políticos que tengan.
La estrategia de Cuba Decide por supuesto que también está bastante basada en la unidad, más no como un bloque monolítico en el cual haya una directiva y todo eso. Cuba Decide es una campaña ciudadana en la cual toda la oposición está invitada, estamos muy felices que muchos de ellos estén participando, pero es una unidad en el trabajo. Ese trabajo está muy claro: la movilización de todos los cubanos en pro de que haya un plebiscito en la isla para cambiar el sistema. Solo cambiando las reglas del juego es que puede haber un cambio político en Cuba. Hablamos de un país en el cual, por Constitución, el Partido Comunista (PC) es el ente rector de la sociedad, no hay ninguna posibilidad de asociarse independientemente, la prensa independiente no tiene ningún reconocimiento ni capacidad de acceso masivo. Esas son las primeras reglas que hay que cambiar antes de hablar de una campaña presidencial en Cuba. Antes de hablar del proceso de democratización debe haber un proceso de liberación. Y ese le interesa a todos los cubanos.
El plebiscito es el detonante de un proceso político que los cubanos no hemos vivido en 60 años. En Cuba no hay competencia política, por eso es que el plebiscito es importante y por eso es que Cuba Decide es una plataforma ciudadana, no una partidista. Este es un paso fundamental para la transición y es durante la transición que comienza el juego político.
FP: La unidad entonces es en torno al plebiscito…
Eso es lo que nosotros estamos experimentando. Estamos muy felices de que muchas, la mayoría, de las organizaciones (opositoras) estén participando de la campaña y así lo queremos mantener. Cuba Decide no es un partido político, ni siquiera es una organización. Cuba Decide es una plataforma, una iniciativa ciudadana, una camapaña en la cual todas las organizaciones están bienvenidas. Los miembros del PC deberían estar participando porque si hay personas dentro del PC que todavía creen en la democracia van a estar de acuerdo en que los cubanos definan su futuro con una elección. De lo contrario son represores.
FP: Se espera de Díaz Canel un gobierno más tecnócrata, enfocado en los negocios. ¿Esto podría llevar a una ruta confluyente con los principios democráticos o, al menos, a una flexibilización del régimen?
RMP: Es que Díaz Canel no puede ser la referencia, como tampoco la puede ser Raúl Castro. La realidad es que no se puede esperar que una clase criminal, reaccionaria, como es la cúpula partidista, vaya a cometer suicidio. Del régimen y sus personeros lo que se espera es que traten de aferrarse al poder y sus privilegios hasta las últimas consecuencias. Por eso nuestra referencia no es lo que va a hacer Raúl Castro. Eso lo sabemos muy bien: va a tratar de quedarse con todo el poder y todo el dinero. Son la familia Castro y el grupo de generales en el poder los que pretenden continuar en el poder al margen de la figura que pongan, ya sea Díaz Canel o Alejandro Castro Espín, o alguien que todavía no conocemos. Eso es lo que van a hacer los criminales. Eso lo sabemos. Nosotros en lo que estamos trabajando es en lo que vamos a hacer los cubanos con nosotros mismos. Eso en la visión de Cuba Decide es la desobediencia civil y la lucha no violenta para forzar a ese régimen a algo que no quieren hacer, que es someterse a la voluntad soberana de la ciudadanía.
Que sean los cubanos los que decidan su futuro por primera en vez en 65 años. Ahora, la comunidad internacional juega un papel, porque estamos hablando de un sistema represivo, criminal, unas cuantas familias contra todos los ciudadanos. Además, hablamos de un régimen que no es legítimo, que jamás ha sido elegido por la ciudadanía y que pretende perpetrar un golpe más, un purgante más a la ciudanía y a la comunidad internacional. Cuba Decide se propone también demostrar que ese proceso no es legítimo, aunque eso es algo que ya está demostrado. Con leerse la ley electoral basta, es imposible la elección en Cuba. Estamos trabajando en dejar muy clara la señal de que los cubanos no queremos eso. No lo vamos a aceptar y esperamos que la comunidad internacional nos acompañe en ese camino.
FP: La gran interrogante sigue siendo cómo lograr que un régimen como el cubano haga ese plebiscito, algo que va totalmente en contra de su naturaleza.
RMP: El plebiscito es la herramienta técnica última que permite una transición. La ley cubana está completamente secuestrada porque los comunistas en el poder estudiaron lo que pasó en España o en Europa del Este, por lo que cerraron la Constitución de tal manera que ya no puede ser utilizada para transformarse desde sí misma.
Sin embargo, mediante el plebiscito se abre una ventana que permite cierta continuidad institucional y que permite un proceso de transición pacífica, sin que haya caos. Es una estrategia, una herramienta técnica, que hace esto posible, que está al final de esta campaña. Pero haya o no haya plebiscito, para cambiar el sistema en Cuba, que es lo que se pretende hacer con esta herramienta, debemos tener claro que estamos hablando de un régimen totalitario criminal. De la única manera en la que los cubanos podemos salir de esto, ojalá pacíficamente, es a partir de la movilización ciudadana, de la lucha no violenta, de la desobediciencia civil. Eso tiene que ser con el apoyo internacional, que no significa una invasión militar sino el apoyo político y la presión necesaria sobre un régimen criminal que no tiene capacidad de sostenerse por sí mismo. Viven de las diferentes potencias que han decidido abastecerlo. Como ocurrió en los 80 contra el dictador (Augusto) Pinochet y como ha comenzado a ocurrir contra (Nicolás) Maduro, contra los criminales que están en el poder en Venezuela. Estamos ante una oportunidad histórica en Cuba porque el régimen nunca había estado tan vulnerable.
FP: Nunca habían estado tan vulnerables, pero no hemos conocido de protestas en Cuba. Al menos, estas no aparecen en la prensa.
RMP: Sí ha habido protestas en Cuba. La masividad es siempre relativa. Después del paso de los huracanes hubo muchas protestas espontáneas, sobre todo en La Habana. Digo sobre todo en La Habana porque son las que han podido ser documentadas. En el resto del país tener acceso a la información es difícil. Hay que recordar que estamos hablando de un régimen totalitario, que llega a todos los aspectos de la persona para coaccionarlo. En una reunión donde hay más de tres personas el chiste en Cuba es que el tercero es de la Seguridad del Estado.
La única razón por la cual el régimen se sostiene es por el miedo. Los cubanos tenemos miedo porque la represión del régimen es brutal. Hace cinco años y medio asesinaron a mi papá, pero él no fue el único. Miles han sido fusilados en paredones, secuestrados, desaparecidos por el régimen. Hay cientos de miles de presos políticos en sesenta años y los cubanos saben muy bien que se están enfrentando a un poder que es capaz hasta de asesinarlos. Es importante que se sepa porque por muchos años el pueblo cubano ha sido un pueblo abandonado a su suerte, un pueblo que ha caminado solo, que se enfrenta solo a la opresión, teniendo que soportar que el resto del mundo ensalce al régimen, que le llamen la isla de la libertad a un país donde hay 12 millones de esclavos.
Ahora, si algo demuestran los más de 8 mil casos de ejecuciones arbitrarias, documentadas, si algo demuestran los alrededor de 100 mil prisioneros políticos, los cientos de miles de personas que han perdido su vida escapando del país, es que los cubanos nunca han dejado de luchar contra esa opresión. Han vivido en rebelión sesenta años, pero muy solos y por eso es hora de cambiar esa percepción.