Por Francisco Poleo
MIAMI.- A medida que la crisis se profundiza en Venezuela, Nicolás Maduro se entrega más a los militares y a Rusia. Cuando se dice militares y Rusia, se dice Vladimir Padrino López, el ministro más sólido en un gabinete que se mide por la lealtad, no por la capacidad.
Maduro ha sido capaz de cargarse a figuras que gozaron de todos los poderes con Hugo Chávez. Jorge Giordani y Héctor Navarro pueden dar fe de ello. Rafael Ramírez estuvo en la cúspide del poder chavista. Parecía todopoderoso, con los secretos de la corrupción de PDVSA en sus manos. Fue el hombre a quien el fundador de la autodenominada Revolución Bolivariana entregó la niña de sus ojos, la petrolera estatal que fue la gallina de los huevos de oro que financió su proyecto político dentro y fuera de Venezuela. Ramírez no solo terminó execrado del régimen sino perseguido por la justicia madurista, por lo que no ha vuelto a poner pie en suelo patrio.
Al dictador venezolano se le considera un títere de Raúl Castro y, por lo tanto, de Vladimir Putin. Sin embargo, dentro de Venezuela no solo se ha cargado a figuras fundamentales del chavismo sino que, con aquellas que todavía están en el régimen, juega a placer. A los Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez, por nombrar a algunos, los mueve a placer. Cuando los necesita, los exalta. Cuando acumulan demasiado poder, los baja de rango. Y no pasa nada. Nadie le discute el trono.
No pasa nada…salvo en los cuarteles.
Vladimir, «el ruso» que mantiene el orden
Padrino López se ha hecho un asiduo a Rusia. De formación comunista, con padres militantes del partido de extrema izquierda Bandera Roja, el actual ministro de la Defensa ha afianzado sus nexos con los rusos desde el 2016. Aunque siempre fue leal a Chávez -en el 2002, siendo coronel, no se plegó a la insurrección militar del 11 de abril-, es con Maduro con quien consigue llegar, sucesivamente, a jefe del Estado Mayor del Ejército, Jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y a ministro de la Defensa.
El 06 de diciembre del 2015, sin embargo, tuvo su momento más tenso con Maduro. Esa noche, el Consejo Nacional Electoral esperaba para anunciar los resultados de las elecciones parlamentarias. La oposición había arrasado, consiguiendo la mayoría absoluta. El dictador y su número dos, Diosdado Cabello, se negaban a aceptar los resultados. La situación se puso violenta cuando Padrino López se opuso a torcer los números, no por convicción democrática sino porque ejercía de interlocutor de los cuarteles. Pocos meses después, el mayor general visitó Rusia y su pudor se terminó.
Padrino López ha resistido todos los terremotos internos del régimen. Varias veces se ha rumorado que su sustitución como ministro de la Defensa estaría en puertas, pero nunca llega. El sábado 07 de julio de 2018 fue ratificado en el cargo por Maduro. Su promoción, la de 1984, se fue de baja en el 2014, lo cual no ha afectado su enroque en Fuerte Tiuna.
Este sábado, Maduro solo cambió a los comandantes de la Aviación y de la Armada. No es coincidencia que de esos cuerpos provengan los oficiales de Operaciones Especiales detenidos recientemente. Es en esos componentes donde el descontento es mayor y donde más se cuecen habas entre unos militares con muchos más beneficios salariales que el resto de la población, pero cuyo sueldo mensual no pasa de aproximadamente 50 dólares y que tienen familiares sumidos en las mismas penurias de los civiles.
Otros que debieron pasar a retiro pero no lo hicieron fueron el mayor general Néstor Reverol Torres, el ministro del Interior señalado por Estados Unidos como uno de los principales capos del Cartel de Los Soles, y el almirante en jefe Remigio Ceballos Ichaso, jefe del Comando Estratégico Operacional de la FANB. Ambos fueron ratificados en sus cargos, igual que el mayor general Richard López Vargas (comandante de la GNB) y el mayor general Jesús Suárez Chourio (comandante del Ejército). Los nuevos comandantes son el almirante Giuseppe Alessandrello Cimadevilla (Armada) y el mayor general Pedro Juliac Lartiguez (Aviación).
Maduro pasó a retiro este sábado a la promoción de 1985. Ese mismo día, se ascendieron a 183 generales y almirantes.
Rocío San Miguel, académica experta en temas militares, denunció la semana pasada que a los militares les estaban obligando a firmar un documento de lealtad a Maduro so pena de no ser ascendidos. Atrás quedó el «Patria, Socialismo o Muerte» que Chávez obligaba a recitar. Cosas de los tiempos. Por otra parte, Sebastiana Barraez, periodista que sigue la fuente militar, reportó que ese documento fue firmado pero sin la amenaza reportada por San Miguel. Según la reportera, los oficiales firmaron el juramento pero eso no significa que lo cumplirán, como también no sería veraz que los obligaron a hacerlo. Negarse a firmar el documento es un boleto directo a las mazmorras de la dictadura. Mejor seguir libre, dentro de la FANB y moviendo las fichas a ver qué sale. Por eso es que Maduro no duerme y Padrino López tiene su puesto seguro.