***El autor se dirige al Dr. Elías Pino Iturrieta para reclamarle la burla hecha públicamente al joven político Carlos Prosperi.
“He tenido alumnos buenos, regulares,
malos, pésimos y Kico”
Profesor Jirafales
Por Carlos Ojeda
Estimado profesor, no he tenido el placer de conocerlo, ni personalmente ni vía telefónica, más puedo asegurarle que mi intención al escribir, no tiene la mínima intención de agredir. Con el adecuado respeto con el que escribo, podría obtener referencias de un par de amigos en común que tenemos. Los Doctores e Historiadores, Antonio Ecarri Bolívar y Agustín Blanco Muñoz. Quizás también podría pedir referencias a una amistad heredada entre mi padre y el progenitor del Dr. Miguel Henrique Otero, este último quien de manera muy cortés, me ha permitido hacer públicos mis artículos en su prestigioso y perseguido diario, El Nacional.
Dr. Elías Pino Iturrieta, recientemente leí un Twitter donde hacía alarde de la misma omnisciente brillantez, que tuvieron muchos intelectuales, notables y empresarios, cuando conspiraron para defenestrar al presidente Pérez, convirtiéndose en cómplices en la instauración del régimen Chávez- Madurista, donde se expresaba en forma irrespetuosa de la confusión de un joven político en una entrevista televisiva. Ud recién redactó un Twitter donde haciendo gala de una irrespetuosa pedagogía, se burla públicamente de la expresión de un joven político. Joven que quizás usted pudiese ayudar a instruir, en vez de lapidar.
Apreciado maestro, es notoria y bien conocida su erudición y su fama como miembro de la Academia Nacional de la Historia. Tal vez, solo digo tal vez, por su ejercicio del tanto saber, su arrogancia ha inflado tanto su ego, hasta creer en su infalibilidad de expresarse correctamente en todo momento. Quizás haya olvidado por tantos honores merecidos, aquel axioma de Sócrates “Yo sólo sé que no sé nada”.
Dr. Pino Iturrieta, sólo soy un humilde Acarigüeño, no podría comparar esta carta con su excelente redacción, su amplio vocabulario o con su reconocida elocuencia. Mi atrevimiento y osadía al escribirle esta misiva, es por mi gran admiración hacia una gran figura local, a quien considero un gran hombre. Siempre recuerdo una de las tantas famosas frases del Dr. Gonzalo Barrios. Quisiera citar una, donde él refleja su pericia política y su humildad al referirse a CAP. «Al compañero Carlos Andrés Pérez le hace falta un poco de ignorancia».
Estoy convencido que el Dr. Barrios no estuviese de acuerdo con sus expresiones y calificativos hacia el compañero Carlos Prosperi. Pero si estoy muy de acuerdo con su afirmación, de que el maestro Rómulo Gallegos, estaría revolcándose en la tumba. Él expresaría su arrechera, por la poca contribución que han hecho los intelectuales por la estabilidad democrática.
Profesor, la pedagogía no sólo está asociada al conocimiento. Está asociada y hasta destinada a desarrollar capacidades intelectuales, afectivas y morales. Profesor, ser docente no sólo implica transmitir conocimientos, también implica poseer otras virtudes como la sabiduría y el respeto. Deja mucho que desear la forma inadecuada como ejerce su labor como catedrático y guía de las nuevas generaciones.
Dr. Elías, en estos tiempos donde los gobernantes que hemos tenido en los últimos lustros, han creído poseer un don divino y están elevados en un pedestal por encima de todos los demás mortales, lo menos que necesitamos es otro mesías sabelotodo. Lo primero que debemos exigir y agradecer, a quienes quieran tomar el testigo en esta carrera para erigirse como líderes del relevo generacional en la política, es que conduzcan el país en forma y con visión colectiva, que abandonen esa pose hierática del que se las saben todas, que reconozcan sus deficiencias y las asuman con responsabilidad y gallardía.
Elías, los intelectuales más representativos de la fauna nacional, los notables más exquisitos de la oligarquía caraqueña y los más poderosos empresarios de la gran Caracas, se equivocaron al presumir que eran más listos que Hugo Rafael. Ustedes podrán saber mucho, pero son unos imbéciles en política.
Elias, tienes mi admiración como historiador. Acabas de perder mi respeto como maestro.
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