Trump dijo una verdad
Por Francisco Poleo
Trump es un narcisista. Por tanto, y que me perdonen los psicólogos por el «diagnóstico», es manipulador y miente sin pudor. De paso, es delincuencial, esto ya no sólo en base a su psique sino a las sopotocientas demandas que ha tenido que enfrentar y a las otras tantas que se le vienen encima.
Ese personaje, sin embargo, dijo una gran verdad el fin de semana. Por manipulador y lengua larga, pero no se puede negar que dijo una verdad: Estados Unidos quiere tomar el control del petróleo venezolano. Y lo tomará, porque esta es la brutal consecuencia de haber votado en 1998 por ese aprendiz de brujo llamado Hugo Chávez, cuyo proyecto nacionalista terminó, paradójicamente, en la pérdida de la soberanía. Primero en manos de los Fidel, Raúl, Lula, Néstor y compañía, próximamente en las de Joe, Donald o Ron. La postración de Venezuela es tal que el enfermo no puede, aunque quiera, aspirar a más que ser una democracia tutelada por la próxima generación.
Nadie ha hecho más para forzar al madurismo a entrar en el redil democrático que Washington. Y, aunque a los ingenuos patriotas les duela, cobrará su esfuerzo a su debido momento. Las Carmelitas Descalzas no transitan los pasillos donde caminan las potencias, que lo son porque no tienen amigos sino intereses.
Será responsabilidad del próximo presidente de Venezuela hilar fino para que la tutela sea lo más amable posible. Por eso, es importante que los venezolanos voten con más seso, y menos corazón, que en 1998. Imposible, sin embargo, que se repita en el futuro cercano aquella escena de Betancourt comenzando su discurso ante el Congreso de Estados Unidos advirtiendo que no estaba allí para meter las manos en los bolsillos del contribuyente americano.
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