A pesar de las expectativas anteriores, China podría no estar preparada para superar a Estados Unidos como la mayor economía del mundo, y según Bloomberg Economics, puede que nunca lo logre debido a la creciente pérdida de confianza en el país. Previamente, se esperaba que el producto interior bruto (PIB) de China superara al de Estados Unidos a principios de la próxima década, pero ahora se prevé que eso ocurra a mediados de la década de 2040, y solo por un pequeño margen antes de volver a quedar atrás.
«China está cambiando a una senda de crecimiento más lento antes de lo que esperábamos», señalaron los economistas de Bloomberg. «El repunte posterior a la crisis del COVID se ha agotado, lo que refleja un desplome inmobiliario cada vez mayor y la pérdida de confianza en la gestión de la economía por parte de Beijing». Se espera que el crecimiento de la economía china se desacelere hasta el 3.5% en 2030 y se acerque al 1% en 2050, cifras inferiores a las previsiones anteriores del 4.3% y 1.6%, respectivamente.
Mientras tanto, Estados Unidos parece estar en mejor forma de lo que muchos economistas preveían hace solo unos meses. Goldman Sachs Group ahora ve solo un 15% de posibilidades de que el país del norte entre en recesión, frente al 20% anterior. Bloomberg Economics estima que el crecimiento potencial de Estados Unidos será del 1.7% en 2022-2023, disminuyendo gradualmente hasta el 1.5% en 2050.
A pesar de que el optimismo sobre el crecimiento de China a medio plazo se basa en el enorme tamaño de su economía, su capacidad para alcanzar a los líderes tecnológicos mundiales y el enfoque de desarrollo de su gobierno, los economistas de Bloomberg advierten que esos motores «operan con fuerza disminuida».
Esta revisión de las perspectivas económicas se produce en un momento en que el mundo está reconsiderando cómo trabajar con una China que puede estar acercándose a un pico de poder, aunque no esté en declive. Los desafíos a los que se enfrenta China, incluida la desaceleración económica, la crisis inmobiliaria, la caída de la población y las tensiones geopolíticas, están sacudiendo los mercados de materias primas y acciones, y ofrecen oportunidades que podrían reforzar la posición de Occidente frente a un competidor geopolítico debilitado.